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1 Samuel 1:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―No, señor —contestó ella—, no estoy ebria; es que estoy muy triste y estaba derramando las penas de mi corazón delante del Señor. No pienses que soy una borracha.

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Biblia Reina Valera 1960

Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¡Oh no, señor! —respondió ella—. No he bebido vino ni nada más fuerte. Pero como estoy muy desanimada, derramaba ante el Señor lo que hay en mi corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ana le respondió: 'Señor, yo sólo soy una mujer que tiene pena; no he tomado vino ni bebida alcohólica, sino que estaba expandiendo mi corazón delante de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Ana respondió y dijo: No, señor mío; yo soy una mujer de espíritu afligido; no he bebido vino ni licor fuerte, sino que derramo mi alma en presencia de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Le respondió Ana: 'No, mi señor; soy una mujer con el alma llena de pena. No he bebido vino ni licores, sino que estoy desahogando mi alma ante Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

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1 Samuel 1:15
12 Tagairtí Cros  

»Tengo el corazón quebrantado. La aflicción hace presa de mí.


Extiendo las manos hacia ti; me haces falta como la lluvia a la tierra seca.


Mi corazón se consume en la tristeza al recordar aquellos tiempos —¡cómo olvidarlos!— cuando guiaba a una gran multitud hacia el templo en días de fiesta, cantando con gozo, alabando al Señor.


¡Pueblo mío, confía en él siempre! ¡Ábrele tu corazón, pues él es nuestro refugio!


El mayor de los hombres, o el más humilde, nada son ante sus ojos. En la balanza pesan menos que el aire.


Cada corazón conoce su propia amargura, y ningún extraño puede compartir su alegría.


La respuesta amable calma el enojo, pero la respuesta grosera lo hace encenderse más.


Por medio de la paciencia se puede convencer al gobernante; la lengua amable puede quebrantar hasta los huesos.


Levántate en la noche y clama al Señor, cuando los guardas inician la ronda. Derrama tu corazón delante del Señor, como si fuera agua, y levanta tus manos hacia él en actitud de oración. ¡Clama a Dios por tus niños y niñas que desfallecen de hambre en las calles!


Cuando se reunieron allí, en una gran ceremonia sacaron agua del pozo y la derramaron delante del Señor. También ayunaron todo el día como señal de tristeza por sus pecados. Y Samuel quedó establecido en Mizpa como juez de Israel.