1 Corintios 9:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando estoy con los que no viven bajo la ley, vivo como ellos (aunque yo siempre estoy bajo la ley de Cristo), con miras a que crean. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando estoy con los gentiles, quienes no siguen la ley judía, yo también vivo independiente de esa ley para poder llevarlos a Cristo; pero no ignoro la ley de Dios, obedezco la ley de Cristo. Biblia Católica (Latinoamericana) Con los que no estaban sujetos a la Ley me comporté como quien no tiene ley --en realidad no estoy sin ley con respecto a Dios, pues Cristo es mi ley--. Pero yo quería ganar a los que eran ajenos a la Ley. La Biblia Textual 3a Edicion a los que están sin ley, como sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino en la ley del Mesías), para ganar a los que están sin ley. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Con los que están sin la ley, me he hecho como el que está sin la ley -yo que no estoy sin la ley de Dios, sino que estoy con la ley de Cristo-, para ganar a los que están sin la ley. Biblia Reina Valera Gómez (2023) a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley a Dios, mas bajo la ley a Cristo), para ganar a los que están sin ley. |
Nos ha parecido bien, al Espíritu Santo y a nosotros, no imponer sobre ustedes ninguna carga aparte de lo siguiente:
Y de ciudad en ciudad fueron comunicando la decisión que habían tomado los apóstoles y los ancianos en Jerusalén.
En cuanto a los creyentes gentiles, ya les hemos escrito que no tienen que observar estas leyes, sino que dejen de comer alimentos ofrecidos a los ídolos, carne sin desangrar y animales ahogados, y que dejen de fornicar».
Todos los que han pecado sin tener la ley serán juzgados sin la ley; pero los que pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados,
Cuando los paganos que no conocen la ley actúan conforme a la ley, aunque nunca hayan tenido escrita la ley de Dios, son la ley para sí mismos.
¡Gracias a Dios que Cristo lo ha logrado! En conclusión: con mi mente sirvo a la ley de Dios pero con mi naturaleza pecaminosa a la ley del pecado.
Por eso, si vivimos según el Espíritu Santo y negamos obediencia a nuestra vieja naturaleza pecaminosa, podemos obedecer las justas demandas de la ley de Dios.
Sólo quiero que me contesten esto: ¿Recibieron ustedes al Espíritu Santo por guardar la ley? Claro que no; lo recibieron cuando creyeron en el mensaje.
Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas y así estarán obedeciendo la ley de Cristo.
Por eso, este es el pacto que haré con el pueblo de Israel después de aquellos días, —dice el Señor—: Escribiré mis leyes en su mente y en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.