El sabio medita en sus propios caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.
1 Corintios 6:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Lo digo para que se avergüencen. ¿Es que no hay nadie en la iglesia que sea lo suficientemente sabio para resolver las disputas entre cristianos? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, Biblia Nueva Traducción Viviente Digo esto para que se avergüencen. ¿No hay nadie en toda la iglesia con suficiente sabiduría para decidir sobre esos temas? Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Qué vergüenza! ¿Así que entre ustedes no hay ni un solo entendido que pueda hacer de árbitro entre hermanos? La Biblia Textual 3a Edicion Para vergüenza vuestra lo digo. Así, ¿no hay entre vosotros ningún sabio que pueda° juzgar entre sus hermanos,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Para vergüenza vuestra lo digo: ¿es que no hay entre vosotros ningún entendido que pueda ser juez en un pleito entre hermanos? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Para vuestra vergüenza lo digo. ¿Será así, que no haya entre vosotros sabio, ni siquiera uno que pueda juzgar entre sus hermanos? |
El sabio medita en sus propios caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.
En aquellos días, en una ocasión en que había ciento veinte personas presentes, Pedro se puso de pie y les dijo:
―Pero, Señor —exclamó Ananías—, he oído contar cosas horribles acerca de ese hombre, y de todo el mal que ha causado a tus santos en Jerusalén.
¿El mismo orden natural de las cosas no nos enseña que es vergonzoso que el hombre se deje crecer el pelo?
Despierten y no pequen más, porque algunos de ustedes no conocen a Dios. Para avergonzarlos les digo eso.
Basta ya de estarse engañando. Si alguno cree que tiene más inteligencia que cualquier otro, según las normas de este mundo, vuélvase ignorante, para que así llegue a ser sabio,
Por obedecer a Cristo, somos unos tontos, mientras que ustedes, claro, son los sabios. Nosotros somos débiles, ustedes fuertes. Ustedes honorables, nosotros despreciables.
No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino como advertencia y consejo a mis hijos amados,
¿Cómo es que ustedes, cuando tienen algo contra otro creyente, acuden a las autoridades paganas para que juzguen el asunto, en vez de acudir a los cristianos?
¿Por qué acudir entonces a jueces que no pertenecen a la iglesia para resolver sus asuntos?
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios. Él se la dará, porque Dios da a todos en abundancia sin hacer ningún reproche.