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Proverbios 1:10 - Biblia Version Moderna (1929)

¡Hijo mío, si los pecadores quisieren atraerte con halagos, no lo consientas!

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Biblia Reina Valera 1960

Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Hijo mío, si los pecadores quieren engatusarte, ¡dales la espalda!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Hijo mío, si los pecadores quieren arrastrarte al mal, no los sigas! Tal vez te dirán:

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La Biblia Textual 3a Edicion

Hijo mío, si los pervertidos te quieren seducir, No consientas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Hijo mío, si los pecadores te quieren seducir, no condesciendas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas.

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Proverbios 1:10
14 Tagairtí Cros  

Ahora pues, venid, matémosle, y echémosle en una de estas cisternas; y diremos que alguna bestia feroz le ha devorado; entonces veremos en qué vendrán a parar sus sueños.


BIENAVENTURADO el hombre que no anda en el consejo de los inicuos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en el banco de los escarnecedores;


Si veías un ladrón, te complacías en él, y con los adúlteros era tu parte.


El que anda con los sabios será sabio; mas el compañero de los insensatos será destruido.


El hombre violento incita a su amigo, y le hace andar por camino que no es bueno.


Revela los secretos aquel que anda en chismes; no te asocies, pues, con aquel que lleva abiertos sus labios.


porque su corazón medita la violencia, y sus labios hablan de hacer agravio.


Aquel que anda en justicias y habla rectitudes, que rechaza con desprecio la ganancia de opresiones, que sacude sus manos de contacto con los sobornos, que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias, que cierra sus ojos para no ver el mal;


porque los tales no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus mismos vientres; y con palabras melosas y adulaciones, engañan los corazones de los sencillos.


y no teniendo comunión con las obras infructuosas de las tinieblas, mas antes reprendiéndolas;


no condesciendas con él, ni le escuches; ni tampoco le perdone tu ojo, ni le tengas piedad, ni le protejas;