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Números 19:19 - Biblia Version Moderna (1929)

Rociará pues el limpio al inmundo con aquellas aguas en el día tercero, y en el día séptimo: y cuando se hubiere limpiado del pecado en el día séptimo, lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y estará limpio a la tarde.

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Biblia Reina Valera 1960

Y el limpio rociará sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y cuando lo haya purificado al día séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será limpio a la noche.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La persona ceremonialmente pura rociará el agua sobre los que quedaron contaminados el tercer y el séptimo día. Después, el séptimo día, las personas en proceso de purificación deben lavar sus ropas y bañarse. Entonces esa noche quedarán limpios de su contaminación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El hombre puro rociará al que está impuro al tercero y séptimo día; el séptimo día este último hará la expiación. Lavará sus ropas y se bañará en agua, y a la tarde quedará puro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Al tercero y al séptimo día, el que está limpio rociará al impuro, y cuando lo haya purificado al séptimo día, lavará sus vestidos y se bañará en agua, y en la tarde quedará limpio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El hombre puro rociará al impuro el tercero y el séptimo día; y cuando lo haya purificado el día séptimo, el impuro lavará sus vestidos, se bañará y por la tarde ya será puro.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y la persona limpia rociará sobre el inmundo al tercer día, y al séptimo día. Y en el séptimo día él se purificará a sí mismo, y lavará sus vestiduras, y se lavará a sí mismo con agua, y será limpio a la tarde.

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Números 19:19
18 Tagairtí Cros  

Y el día séptimo había acabado Dios su obra que hizo; y descansó en el día séptimo de toda la obra que había hecho.


Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve al pueblo y santifícalos hoy y mañana; y laven ellos sus vestidos;


Luego rociaré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpios; de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos os limpiaré.


rociará sobre aquel que se va a purificar de la lepra, siete veces, purificándole así: luego soltará la avecilla viva sobre la haz del campo.


¶Y sucederá que al séptimo día volverá a raerse todo el pelo, así de su cabeza como de su barba y las cejas; en fin, raerá todo su pelo; luego lavará sus vestidos; lavará también sus carnes con agua, y quedará limpio.


El tal se purificará del pecado con aquellas cenizas el día tercero, y el día séptimo estará limpio. Mas si no se purificare en el día tercero, entonces en el día séptimo no estará limpio.


Todo aquel que habiendo tocado cadáver humano, no se limpiare del pecado, ha contaminado la Habitación de Jehová; la tal persona será cortada de en medio de Israel. Por lo mismo que las aguas para la impureza no fueron rociadas sobre él, inmundo está; permanece todavía en su inmundicia.


y un hombre limpio tomará un hisopo, y mojándolo en el agua, la rociará sobre la tienda, y sobre todos sus muebles, y sobre todas las personas que estuvieren allí; y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o al hombre muerto, o al difunto, o la sepultura.


Y quedaos vosotros fuera del campamento por siete días: todos los que hubiereis matado persona, y todos los que hubiereis tocado algún muerto, os limpiaréis del pecado en el día tercero, y en el día séptimo, así vosotros como vuestras cautivas.


También lavaréis vuestros vestidos en el día séptimo, y así quedaréis limpios; y después de esto podréis entrar en el campamento.


el cual se dió a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí mismo un pueblo de su propia posesión, celoso de buenas obras.


acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo los corazones rociados, para limpiarnos de una mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.


pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.


a otros salvad, arrancándolos del fuego; de otros tened compasión, con temor aborreciendo hasta la ropa amancillada de la carne.