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Números 16:13 - Biblia Version Moderna (1929)

¿Por ventura te parece poca cosa el que nos hayas hecho subir de una tierra que mana leche y miel, para hacernos morir en este desierto, para que quieras también hacerte señor absoluto de nosotros?

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Biblia Reina Valera 1960

¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¿No te basta que nos sacaste de Egipto, una tierra donde fluyen la leche y la miel, para matarnos aquí en este desierto, y que además ahora nos trates como a tus súbditos?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Te parece poco habernos sacado de una tierra que manaba leche y miel para hacernos morir en este desierto? ¿Y tú quieres hacer de jefe?

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿Es poco que nos hayas hecho subir de una tierra que fluye leche y miel para hacernos morir en el desierto, y que además pretendas dominar sobre nosotros de manera absoluta?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Es poco habernos sacado de un país que manaba leche y miel para hacernos morir en el desierto, que todavía quieres erigirte sobre nosotros en jefe?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Se te hace poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñoreas de nosotros imperiosamente?

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Números 16:13
19 Tagairtí Cros  

Por lo cual pusieron sobre ellos comisarios de tributos serviles, a fin de oprimirlos con sus cargas: y edificaron ciudades de depósitos para Faraón, a saber, Pitom y Ramesés.


Entonces mandó Faraón a todo su pueblo, diciendo: Todo hijo que naciere le echaréis al río; mas a toda hija guardaréis la vida.


y les decían los hijos de Israel: ¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, y cuando comíamos pan hasta la saciedad! porque nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a  toda esta Asamblea.


Allí pues el pueblo padeció sed por falta de agua, y murmuró el pueblo contra Moisés, y decía: ¿Por qué nos habéis hecho subir de Egipto, para matarnos de sed, a nosotros, y a nuestros hijos, y a nuestro ganado?


A lo que respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso piensas matarme a mí como mataste al egipcio? Por esto Moisés tuvo miedo, y dijo: ¡Indudablemente se ha divulgado esto!


¶Y aconteció que, pasados muchos días, murió el rey de Egipto: entre tanto los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre; y clamaron, y subió a Dios su clamor, a causa de su servidumbre.


¿Es por ventura cosa insuficiente para vosotras el que comáis los pastos buenos, sino que a lo que sobra de vuestro pasto lo habéis de hollar con vuestros pies? ¿ni os basta que bebáis las aguas claras, sino que a las sobrantes las habéis de enturbiar con vuestros pies?


sino por todo un mes, hasta que os salga por las narices y os cause asco; por cuanto habéis tratado con desprecio a Jehová que está en medio de vosotros; y habéis llorado delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos de Egipto?


¶Y la chusma que de Egipto venía en medio del pueblo, se dejó llevar de una codicia vehementísima; y también los hijos de Israel tornaron y lloraron, diciendo: ¿Quién nos dará a comer carne?


¡Nos acordamos del pescado que en Egipto comíamos de balde, de los cohombros, y de los melones, y de los puerros, y de las cebollas, y de los ajos!


Y le contaron a Moisés, diciendo: Llegamos a la tierra adonde nos enviaste, la cual ciertamente mana leche y miel; y este es el fruto de ella.


Y murmuraron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les decía toda la Congregación: ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! u ¡ojalá hubiéramos muerto en este desierto!


Y ¿a qué intento nos introduce Jehová en esta tierra, para que caigamos a espada, y para que nuestras mujeres y nuestros hijos vengan a ser una presa? ¿No nos sería mejor volver a Egipto?


¶En seguida, envió Moisés a llamar a Datán y a Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: ¡No iremos!


Sus conciudadanos empero le odiaban: y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.


A este Moisés de quien habían renegado diciendo: ¿Quién te constituyo a ti príncipe y juez? a éste mismo envió Dios como príncipe y redentor, por medio del ángel que le apareció en la zarza.