De manera que se volvió Esaú en ese mismo día, y tomó su camino para Seir.
Jueces 16:5 - Biblia Version Moderna (1929) Subieron pues a donde estaba ella los príncipes de los Filisteos, y le dijeron: Engáñale, para que veas en que consiste su gran fuerza, y de qué manera podremos prevalecer contra él, a fin de amarrarle, para poderle sujetar; y nosotros te daremos cada uno mil y cien siclos de plata. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata. Biblia Nueva Traducción Viviente Los gobernantes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: «Seduce a Sansón para que te diga qué lo hace tan fuerte, y cómo es posible dominarlo y atarlo sin que se suelte. Luego, cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata». Biblia Católica (Latinoamericana) Los jefes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: 'Sedúcelo con tus encantos y trata de averiguar de dónde le viene esa fuerza tan grande y cómo podríamos dominarlo, amarrarlo y domarlo. Cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata'. La Biblia Textual 3a Edicion Y los jefes de los filisteos fueron a ella y le dijeron: Sedúcelo para ver en qué consiste su gran fuerza, y cómo podríamos dominarlo, para atarlo y sujetarlo, y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los príncipes de los filisteos fueron donde ella y le dijeron: 'Sedúcelo y averigua cuál es el secreto de su gran fuerza, y cómo podríamos nosotros con él, para atarlo y tenerlo sujeto. Te daríamos cada uno mil cien siclos de plata'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y mira en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata. |
De manera que se volvió Esaú en ese mismo día, y tomó su camino para Seir.
sus dos manos están listas para hacer maldad; el príncipe pide regalos, y el juez decide por cohecho, también el grande habla sin reparo del deseo de su alma: y así entretejen las intrigas.
y dijo: ¿Qué queréis darme para que yo os le entregue? Y le pagaron treinta siclos de plata.
desde el río Sihor que está frente a Egipto, hasta el término septentrional de Ecrón, (la cual se reputa por tierra de los Cananeos), los cinco príncipes de los Filisteos, el Gazeo, el Asdodeo, el Ascaloneo, el Geteo, el Ecroneo; también los Aveos,
Así sucedió que al séptimo día dijeron a la mujer de Samsón: Engaña a tu marido, para que nos declare el enigma; de otra manera te quemaremos a ti y a la casa de tu padre a fuego. ¿Para robarnos nos habéis convidado? ¿No es así?
¶Sucedió también, después de esto, que amó a cierta mujer en el Valle de Sorec, la cual se llamaba Delila.
Por lo cual Delila dijo a Samsón: Ruégote me declares en qué consiste tu fuerza tan grande; y de qué manera podrás ser amarrado, para poderte sujetar.
el cual dijo a su madre: Los mil y cien siclos de plata que te fueron quitados, y por los que tú pronunciaste imprecación, y de que hablaste también en mis oídos, he aquí que aquel dinero está en mi poder; yo lo tomé. Y le dijo su madre: ¡Bendito de Jehová sea mi hijo!
los cinco príncipes de los Filisteos, y todos los Cananeos y los Sidonios y los Heveos que habitan en la serranía del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta la entrada de Hamat.
¶Entonces Aquís llamó a David, y le dijo: ¡Vive Jehová! que recto eres, y bueno ha sido en mis ojos tu salir y entrar conmigo en el ejército; pues no he hallado en ti cosa mala desde el día que viniste a mí hasta hoy: esto no obstante, no eres acepto a los ojos de los príncipes.