¶Entonces envió Acaz mensajeros a Tiglat-pilneser rey de Asiria, diciendo: Tu siervo soy, e hijo tuyo. Sube acá y sálvame de mano del rey de Siria y de mano del rey de Israel, los cuales se han levantado contra mí.
Jeremías 13:21 - Biblia Version Moderna (1929) ¿Qué dirás cuando él ponga sobre ti, por cabeza tuya, a los que tú mismo has enseñado a ser tus íntimos amigos? ¿No se apoderarán de ti dolores, como de mujer que da a luz? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿Qué dirás cuando él ponga como cabeza sobre ti a aquellos a quienes tú enseñaste a ser tus amigos? ¿No te darán dolores como de mujer que está de parto? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Qué dirás cuando el Señor tome a los aliados con los que cultivaste una relación y los designe como tus gobernantes? ¡Se apoderarán de ti punzadas de angustia como una mujer en dolores de parto! Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Qué dirás cuando aquéllos te visiten como vencedores, siendo que tú los habías acostumbrado a tus intimidades? ¿No se apoderarán de ti dolores como de una mujer que da a luz? La Biblia Textual 3a Edicion ¿Qué dirás cuando ponga como jefes sobre ti a antiguos compañeros que tú misma enseñaste?° ¿No sentirás dolores como de parturienta? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Qué dirás cuando ponga como jefes sobre ti a quienes tú misma enseñaste a ser tus amigos? ¿No te vendrán dolores como de mujer en parto? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Qué dirás cuando Él te castigue? Porque tú los enseñaste a ser capitanes y cabeza sobre ti. ¿No te tomarán dolores como a mujer que está de parto? |
¶Entonces envió Acaz mensajeros a Tiglat-pilneser rey de Asiria, diciendo: Tu siervo soy, e hijo tuyo. Sube acá y sálvame de mano del rey de Siria y de mano del rey de Israel, los cuales se han levantado contra mí.
¿Y qué haréis en el día de la visitación, y en la desolación que de lejos viene? ¿a quién huiréis por auxilio? ¿y en dónde dejaréis vuestra gloria?
Y se desmayarán los Babilonios; angustias y dolores se apoderarán de ellos; se acongojarán como mujer que está de parto. Se mirarán asombrados los unos a los otros; sus caras serán caras de llamas.
Por esto mis lomos están llenos de dolor; angustias se han apoderado de mí, como angustias de la que da a luz. Padezco dolores, de modo que no puedo oír; estoy confundido, de modo que no puedo ver.
Guarda tu pie de andar descalzo, y tu garganta de arder en sed: mas tú dijiste: ¡No hay remedio, no; pues amo a los extraños, y en pos de ellos me iré!
¡Oh habitadora del Líbano, que haces tu nido entre los cedros, cuán lastimosa serás cuando te acometan angustias, dolores, como a mujer que da a luz!
Preguntad, si queréis, y ved si el varón da a luz hijos: ¿por qué causa pues veo a todo hombre con las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto? ¿y por qué se han vuelto pálidos todos los rostros?
He aquí que todas las mujeres que han quedado en la casa del rey de Judá, serán sacadas para los príncipes del rey de Babilonia; y he aquí que ellas te dirán: ¡Tus amigos familiares te incitaron, y prevalecieron contigo; mas ya que tus pies están hundidos en el cieno, se han vuelto atrás!
Y tú, una vez desolada, ¿qué harás? Aunque te vistas de escarlata, aunque te engalanes de adornos de oro, aunque te pintes los ojos con antimonio, en vano querrás embellecerte: te desprecian tus amantes; buscan tu vida.
Porque he oído una voz como de mujer que está de parto; congojas como de la que da a luz su hijo primogénito: es la voz de la hija de Sión, que está agonizando; que extiende sus manos, diciendo: ¡Ay de mí; porque desmaya mi alma a causa de los homicidas!
Las ciudades están conquistadas, y las fortalezas tomadas por asalto; y será el corazón de los hombres esforzados de Moab en aquel día como el corazón de una mujer en sus angustias.
Los profetas profetizan mentira, y los sacerdotes gobiernan por medio de ellos, y mi pueblo quiere que sea así; ¿y qué haréis en el final de ello?
¡Hemos oído la fama de ellos, y se debilitan nuestras manos! la angustia se apodera de nosotros, y dolores como de la que da a luz.
¿Porfiarás en decir: Dios soy yo, en presencia de quien te mata? Mas tú eres hombre y no Dios, en la mano de aquel que te traspasa.
Cuando los hombres estén diciendo: ¡Paz y seguridad! entonces mismo vendrá sobre ellos repentina destrucción, como dolores de parto sobre la que está encinta; y no podrán escaparse.