así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Gálatas 4:5 - Biblia Version Moderna (1929) para redimir a los que estaban bajo ley, para que recibiésemos la adopción de hijos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Biblia Nueva Traducción Viviente Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; Biblia Católica (Latinoamericana) con el fin de rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos. La Biblia Textual 3a Edicion para que redimiera a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 para que rescatara a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción filial. Biblia Reina Valera Gómez (2023) para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. |
así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
¡Bendito sea el Señor Dios de Israel! porque ha visitado a su pueblo y obrado su redención;
Mas a todos cuantos le recibieron, es a saber, a los que creen en su nombre, les ha dado el privilegio de ser hechos hijos de Dios;
Mirad por vosotros mismos, y por toda la grey, sobre la cual el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para pastorear la iglesia de Dios, la cual él adquirió para sí con su misma sangre.
Porque todos cuantos son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Porque no recibisteis espíritu de servidumbre otra vez, para estar con temor; mas recibisteis espíritu de adopción, en virtud del cual nosotros clamamos: Abba, Padre.
Porque la ardiente expectación de la creación aguarda la manifestación de los hijos de Dios.
Y no tan sólo así, sino que nosotros también, que tenemos las primicias del Espíritu, sí, nosotros mismos gemimos dentro de nosotros, aguardando la adopción, es decir, la redención de nuestro cuerpo.
los cuales son israelitas, de quienes son la adopción, y la gloria, y los pactos, y la promulgación de la ley, y el culto verdadero, y las promesas;
Cristo empero nos redimió de la maldición de la ley, cuando fué hecho maldición por nosotros; (pues que está escrito: Maldito es todo aquel que es colgado en madero,)
porque todos somos hijos de Dios, por medio de la fe en Cristo Jesús.
Por manera que ya no eres más siervo, sino hijo; y si hijo, luego heredero de Dios por medio de Cristo.
habiéndonos predestinado, en su amor, a la adopción de hijos, por medio de Jesucristo, para sí mismo, según el beneplácito de su voluntad;
en quien tenemos redención por medio de su sangre, la remisión de nuestros pecados, según las riquezas de su gracia,
y andad en amor, así como Cristo también nos amó, y se dió a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, de olor grato.
el cual se dió a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí mismo un pueblo de su propia posesión, celoso de buenas obras.
El cual, siendo la refulgencia de su gloria, y la exacta expresión de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su poder, cuando hubo hecho la purificación de nuestros pecados, sentóse a la diestra de la Majestad en las alturas,
ni tampoco por medio de la sangre de machos de cabrío y de terneros, sino por la virtud de su propia sangre, entró una vez para siempre en el lugar santo, habiendo ya hallado eterna redención.
Y por esta causa él es el mediador de un pacto nuevo; para que, habiendo habido una muerte, para la redención de las transgresiones que hubo bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Porque Cristo también padeció por los pecados, una vez para siempre, el justo por los injustos, a fin de llevarnos a Dios, cuando fué muerto en cuanto a la carne, pero vivificado en cuanto al espíritu;
y cantaban como si fuese un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos: y nadie podía aprender aquel cántico, sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, que fueron rescatados de sobre la tierra.
Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: ¡Digno eres tú de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque fuiste inmolado, y has adquirido para Dios con tu misma sangre, hombres de toda tribu, y lengua, y pueblo, y nación;