Pero las manos de Moisés se cansaron; por lo cual tomaron una piedra y se la pusieron debajo, sentándose él sobre ella, en tanto que Aarón y Hur le sostenían las manos, el uno de una parte y el otro de la otra; de esta suerte estuvieron firmes sus manos hasta ponerse el sol.
Entonces dijo Jehová a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y ponlo en conocimiento de Josué: Yo raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalem será hollada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles sean cumplidos.
¶Y Josué tomó a Maceda en aquel día, e hirióla a filo de espada, juntamente con su rey; destruyólos completamente, con todas las almas que había en ella, no dejó quien escapase; e hizo con el rey de Maceda como lo había hecho con el rey de Jericó.
Y Jehová entregó a Laquís en mano de Israel, de modo que la tomó al segundo día, e hirióla a filo de espada, con todas las almas que había en ella, conforme a todo lo que había hecho con Libna.
Y tomáronla, y la hirieron filo de espada, con su rey y con todas sus ciudades, y todas las almas que había en ella: no dejó quien escapase, conforme a todo lo que había hecho con Eglón; pues la destruyó por completo, con todas las almas que había en ella.
Asimismo tomó Josué todas las ciudades de aquellos reyes y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada; y los destruyó completamente, como lo había mandado Moisés, siervo de Jehová.