Así pues el insensato se está con las manos cruzadas, y come su misma carne.
El necio cruza sus manos y come su misma carne.
«Los necios se cruzan de brazos, y acaban en la ruina».
El tonto que se cruza de brazos, devora su propia carne.
El necio se cruza de brazos, y devora su propia carne.
El necio se cruza de brazos y se devora a sí mismo.
El necio dobla sus manos y come su propia carne.
En todo caso tomaré mi carne en mis dientes, y pondré mi vida en mi mano.
El hombre bondadoso hace bien a su propia alma; pero el cruel atormenta a su misma carne.
El perezoso ni aun asará lo que ha cazado; pero la riqueza más preciosa de un hombre es la diligencia.
El alma del perezoso desea, y nada tiene; pero el alma de los diligentes engordará.
El perezoso no quiere arar a causa del invierno; por lo mismo mendigará en la siega, y nada tendrá.
¿Hasta cuándo, oh perezoso, te estarás acostado? ¿cuándo te levantarás de tu sueño?
Las palabras de la boca del sabio están llenas de gracia; pero los labios del insensato a él mismo le tragarán.
sino que arremete a la derecha, mas tiene hambre, y devora a la izquierda, pero no se harta: comerán cada cual la carne de su mismo brazo.