Y por más que ella insistía todos los días, José no consintió en acostarse con ella para entregarse a ella.
Proverbios 23:28 - Biblia Martin Nieto Sí; como el ladrón, está ella al acecho, y entre los hombres multiplica los prevaricadores. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores. Biblia Nueva Traducción Viviente Se esconde y espera como lo hace un ladrón, ansiosa por hacer que más hombres sean infieles. Biblia Católica (Latinoamericana) Está al acecho como un bandido; ¡cuántos hombres han traicionado por culpa de ella!' La Biblia Textual 3a Edicion También ella, como salteador, acecha, Y provoca traiciones entre los hombres. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella, como ladrón, está al acecho y multiplica entre los hombres el engaño. Biblia Reina Valera Gómez (2023) También ella, como ladrón, acecha, y multiplica los transgresores entre los hombres. |
Y por más que ella insistía todos los días, José no consintió en acostarse con ella para entregarse a ella.
Fosa profunda es la boca de la mujer adúltera, en ella caen los que el Señor maldice.
Porque si la prostituta busca un trozo de pan, la adúltera amenaza a una vida preciosa.
De pronto, una mujer le sale al paso con aire de prostituta, cubierta con un velo.
ya en la calle, ya en las plazas, en todas las esquinas está acechando.
Pero el hombre no sabe que allí están las sombras de los muertos, y sus invitados en las profundidades del abismo.
Y encuentro que la mujer es más amarga que la muerte, porque ella es un lazo; su corazón es una red, y sus brazos son cadenas. Quien agrada a Dios escapa de ella, pero el pecador en ella queda preso.
Alza los ojos hacia los collados y mira: ¿Hay un lugar en que no te hayas entregado? Junto a los caminos te sentabas, esperándolos como un árabe en el desierto. Has profanado esta tierra con tus prostituciones y tus crímenes.
para entregarse a la prostitución. El vino y el mosto hacen perder el seso.
Israel se estableció en Sitín, y el pueblo se dio al desenfreno con las mujeres moabitas.
No nos entreguemos a la lujuria, como se entregaron algunos de ellos, y cayeron veintitrés mil en un solo día.