No me he apartado de los preceptos de sus labios, he guardado en mi pecho la palabra de su boca.
Proverbios 2:1 - Biblia Martin Nieto Hijo mío, si tú recibes mis palabras y guardas dentro de ti mis mandamientos, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Biblia Nueva Traducción Viviente Hijo mío, presta atención a lo que digo y atesora mis mandatos. Biblia Católica (Latinoamericana) Acoge mis palabras, hijo mío, guarda mi enseñanza, La Biblia Textual 3a Edicion Hijo mío, si aceptas mis palabras, Y guardas mis mandamientos dentro de ti, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas para ti mis preceptos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos atesorares dentro de ti, |
No me he apartado de los preceptos de sus labios, he guardado en mi pecho la palabra de su boca.
Enséñanos a contar nuestros días para que adquiramos un corazón sabio.
El que guarda la ley es un hijo inteligente, el que frecuenta los libertinos es la vergüenza de su padre.
Hijo mío, no olvides mi enseñanza, y que tu corazón guarde mis preceptos;
Escuchad, hijos míos, la instrucción de un padre y estad atentos a conocer la prudencia,
Escucha, hijo mío, y recibe mis palabras, y los años de tu vida se multiplicarán.
'El reino de Dios es semejante a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra lo esconde y, lleno de alegría va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo'.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Jesús fue con ellos a Nazaret, y les estaba sumiso. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
'Grabaos bien estas palabras: El hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres'.
Ni tampoco se encuentra más allá de los mares, para que tengas que decir: ¿Quién pasará por nosotros al otro lado de los mares a buscarla para que nos la dé a conocer y la pongamos en práctica?
Esta doctrina es digna de crédito y debe ser aceptada sin reserva: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, el primero de los cuales soy yo.