El inicuo acepta dádivas secretas para desviar el curso de la justicia.
Miqueas 3:11 - Biblia Martin Nieto Sus jueces juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por salario, sus profetas profetizan por dinero y luego se apoyan en el Señor diciendo: '¿Es que no está el Señor en medio de nosotros? ¡Ninguna desgracia nos alcanzará!'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Ustedes, gobernantes, toman decisiones con base en sobornos; ustedes, sacerdotes, enseñan las leyes de Dios solo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague. Sin embargo, todos alegan depender del Señor. «Nada malo nos puede suceder —dicen ustedes— porque el Señor está entre nosotros». Biblia Católica (Latinoamericana) Sus gobernantes se dejan comprar para dar una sentencia; sus sacerdotes cobran por una decisión; sus profetas sólo vaticinan si se les paga. Y todos se sienten tan seguros de Yavé que dicen: Si el Señor está con nosotros, ¿qué desgracia nos puede pasar?' La Biblia Textual 3a Edicion Sus magistrados juzgan por soborno, Sus sacerdotes adoctrinan por la paga, Sus profetas adivinan por dinero, Y con todo, se apoyan en YHVH diciendo: ¿Acaso no está YHVH en medio de nosotros? ¡No nos sobrevendrá pues ningún mal! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Sus cabezas juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros. |
El inicuo acepta dádivas secretas para desviar el curso de la justicia.
Tus jefes son unos rebeldes, compinches de ladrones; todos hambrean recompensas y van detrás de los regalos; no hacen justicia al huérfano, ni atienden la causa de la viuda.
Pues lleváis el nombre de la ciudad santa y os apoyáis en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor todopoderoso.
de los que por soborno absuelven al culpable y no hacen justicia al inocente!
Son perros voraces, insaciables; pastores que no saben comprender; cada cual sigue su camino, y buscan todos su interés.
Dicen a quienes desprecian la palabra del Señor: '¡Tendréis paz!', y a todos los que siguen el capricho de su corazón: '¡No os sobrevendrá ningún mal!'.
Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías pronunciar estas palabras en el templo del Señor.
Han renegado del Señor. Han dicho: '¡No es él; ningún mal nos sobrevendrá; no veremos ni espada ni escasez!
Pues desde el más chico hasta el mayor, todos están llenos de rapiña; desde el profeta al sacerdote, todos practican la estafa.
No os hagáis ilusiones con repetir palabras mentirosas: Aquí está el templo del Señor. ¡Qué templo del Señor, templo del Señor!
Por eso daré a otros sus mujeres, sus campos a nuevos propietarios, porque desde el más chico al más grande todos están llenos de rapiña; desde el profeta al sacerdote, todos practican el engaño.
En ti se acepta soborno para derramar sangre; aceptas usura e interés, despojas con violencia a tu prójimo y te has olvidado de mí, dice el Señor Dios.
Los jefes de la ciudad son como lobos ávidos de presa; derraman sangre y matan a las personas para amasar más y más dinero.
'Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel y diles: Pastores, esto dice el Señor Dios: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No es el rebaño al que deben apacentar los pastores?
Cuando terminan sus borracheras, comienzan sus prostituciones; cambian la gloria por la ignominia.
Se alimentan del pecado de mi pueblo, están hambrientos de su iniquidad.
Buscad el bien y no el mal, a fin de que viváis; así el Señor Dios omnipotente estará con vosotros, como decís.
A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: 'No se acercará a nosotros ni nos alcanzará la desgracia'.
Esto dice el Señor sobre los profetas que engañan a mi pueblo; cuando tienen algo que masticar entre sus dientes, entonces gritan: '¡Paz!', pero a quien no les pone nada en la boca le declaran la guerra.
Sólo emplean las manos para hacer el mal: los funcionarios exigen recompensas, los jueces se dejan sobornar por regalos, los poderosos manifiestan sus ambiciones.
Sus jefes son, en medio de ella, como leones rugientes; sus jueces, como lobos nocturnos que no dejan nada para la mañana.
Sus profetas son fanfarrones e impostores, sus sacerdotes profanan las cosas santas y violan la ley.
¡Ojalá uno de vosotros cerrara las puertas del templo, para que no se encienda más inútilmente mi altar! No, no estoy contento con vosotros -dice el Señor todopoderoso- y no me agradan las ofrendas de vuestras manos.
Por eso también yo os he hecho despreciables y viles ante todo el pueblo, de la misma manera que vosotros no habéis guardado mi camino, sino que habéis dado pruebas de parcialidad en vuestras decisiones.
Moisés, preso de gran indignación, dijo al Señor: 'No hagas caso de su ofrenda. Ni un asno he tomado yo de ellos; a ninguno de ellos he perjudicado'.
Los ancianos de Moab y de Madián partieron llevando consigo el precio del agüero. Llegaron a Balaán y le comunicaron las palabras de Balac.
y no os ilusionéis con decir en vuestro interior: Tenemos por padre a Abrahán, porque os digo que Dios puede suscitar hijos a Abrahán hasta de estas piedras.
no debe emborracharse, ni ser amigo de peleas; debe ser ecuánime, pacífico y desinteresado;
a los que es preciso tapar la boca. Revuelven familias enteras enseñando lo que no deben, llevados por el ansia de ganancias sucias.
Apacentad el rebaño que Dios os ha confiado y cuidad de él no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por una vil ganancia, sino con generosidad;
¡Ay de ellos!, porque siguieron el camino de Caín, se precipitaron en el pecado de Bala n por ansia de dinero y perecieron en la rebelión de Coré.
Pero sus hijos no siguieron sus caminos; se volvieron ambiciosos, se dejaban sobornar y dictaban sentencias injustas.