Esperaba el bien y vino el mal, aguardaba la luz y he aquí la oscuridad.
Miqueas 1:12 - Biblia Martin Nieto ¿Cómo podrá esperar el bien la que habita en Marot? Porque ha llegado la desgracia de parte del Señor a las puertas de Jerusalén. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque los moradores de Marot anhelaron ansiosamente el bien; pues de parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén. Biblia Nueva Traducción Viviente El pueblo de Marot con ansias espera la ayuda. Sin embargo, solo le espera amargura, porque el juicio del Señor llega a las puertas de Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Cómo podría ser feliz la que habita en Marot, cuando la desgracia que viene de Yavé golpea la puerta de Jerusalén? La Biblia Textual 3a Edicion ¿Cómo espera el bien la que habita en Marot, Si de parte de YHVH ha bajado el mal hasta la puerta de Jerusalem? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ansiosamente esperan el bien los habitantes de Marot, cuando Yahveh ha hecho bajar la desdicha hasta la puerta de Jerusalén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque la moradora de Marot esperaba ansiosamente el bien; pero el mal descendió de Jehová hasta la puerta de Jerusalén. |
Esperaba el bien y vino el mal, aguardaba la luz y he aquí la oscuridad.
Yo formo la luz y creo las tinieblas; doy la dicha y produzco la desgracia; soy yo, el Señor, quien hace todo esto.
¿Has desechado del todo a Judá, sientes náuseas de Sión? ¿Por qué nos has herido sin esperanza de remedio? ¡Esperábamos paz, y nada bueno llega; el tiempo de curación, y he aquí el espanto!
Esperábamos la paz, y no ha llegado bien alguno; el tiempo de la curación, y he aquí el terror.
¿Sonará la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucederá en la ciudad una desgracia sin que el Señor la haya causado?
Porque su herida es incurable, hasta Judá ha llegado; ha herido hasta la capital de mi pueblo, hasta Jerusalén.
Ella decía: 'No me llaméis Noemí; llamadme Mara, porque el todopoderoso me ha llenado de amargura.
Cuando llegó, Elí estaba sentado en su silla, al lado de la puerta, a la expectativa, pues su corazón temía por el arca de Dios. El hombre entró en la ciudad para contarlo, y toda la ciudad comenzó a gritar.