Les propuso otra parábola: 'El reino de Dios es semejante a un hombre que sembró buena semilla en un campo.
Mateo 18:23 - Biblia Martin Nieto 'El reino de Dios es semejante a un rey que quiso arreglar sus cuentas con sus empleados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Biblia Nueva Traducción Viviente »Por lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero. Biblia Católica (Latinoamericana) Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos. Un rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados, La Biblia Textual 3a Edicion Por esto, el reino de los cielos es semejante a cierto rey que quiso arreglar cuentas con sus siervos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 A propósito de esto: el reino de los cielos se parece a un rey que quiso saldar cuentas con sus siervos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Por lo cual el reino del cielo es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. |
Les propuso otra parábola: 'El reino de Dios es semejante a un hombre que sembró buena semilla en un campo.
Les propuso otra parábola: 'El reino de Dios es como un grano de mostaza que toma un hombre y lo siembra en su campo.
Les dijo otra parábola: 'El reino de Dios es semejante a la levadura que una mujer toma y la mete en tres medidas de harina hasta que fermenta toda la masa'.
'El reino de Dios es semejante a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces;
Y él les dijo: 'Por eso, el maestro de la ley que se ha hecho discípulo del reino de Dios es como el amo de la casa que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas'. [*]_
'Entonces el reino de Dios será semejante a diez muchachas, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
'Porque es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus criados y les confió su hacienda.
El que escucha mis palabras y las pone en práctica se parece a un hombre sensato que ha construido su casa sobre roca.
Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene que dar cuenta a Dios de sí mismo.
Así pues, nada juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones del corazón, y entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca.