Jesús dijo a aquel tropel de gente: '¡Habéis venido a prenderme como a un ladrón, con espadas y palos! Todos los días enseñaba sentado en el templo y no me prendisteis.
Lucas 4:20 - Biblia Martin Nieto Enrolló el libro, se lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó; todos tenían sus ojos clavados en él; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Biblia Nueva Traducción Viviente Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él. La Biblia Textual 3a Edicion Y habiendo envuelto el rollo, lo devolvió al asistente, y se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Enrolló luego el libro, lo entregó al ayudante y se sentó. En la sinagoga, todos tenían los ojos clavados en él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó: Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. |
Jesús dijo a aquel tropel de gente: '¡Habéis venido a prenderme como a un ladrón, con espadas y palos! Todos los días enseñaba sentado en el templo y no me prendisteis.
y lo depositó en su propio sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca. Hizo rodar una losa grande para cerrar la puerta del sepulcro y se fue.
pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de él escuchándole.
Le entregaron el libro del profeta Isaías, desenrolló el volumen y encontró el pasaje en el que está escrito:
y él comenzó a decirles: 'Hoy se cumple ante vosotros esta Escritura'.
Subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la separase un poco de la tierra. Se sentó en ella, y enseñaba a la gente desde la barca.
Al amanecer estaba de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él; y él, sentado, les enseñaba.
El sábado salimos fuera de la ciudad y fuimos por la orilla del río, donde pensábamos que estaba el lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a hablar con las mujeres que se habían reunido.
Pedro, al ver esto, dijo al pueblo: 'Israelitas, ¿por qué os asombráis de esto y por qué nos miráis como si por nuestro propio poder o por nuestra bondad hubiéramos hecho andar a éste?