Moisés aplacó al Señor, su Dios, diciendo: '¿Por qué, oh Señor, se ha de encender tu ira contra tu pueblo, al que sacaste de Egipto con gran fuerza y con mano poderosa?
Lucas 15:30 - Biblia Martin Nieto ¡Ahora llega ese hijo tuyo, que se ha gastado toda su fortuna con malas mujeres, y tú le matas el ternero cebado! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, cuando este hijo tuyo regresa después de haber derrochado tu dinero en prostitutas, ¡matas el ternero engordado para celebrar!”. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el ternero gordo. La Biblia Textual 3a Edicion pero cuando regresó este hijo tuyo, que consumió tu hacienda con prostitutas, mataste para él el becerro gordo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 pero, cuando llega ese hijo tuyo que ha devorado tus bienes con prostitutas, has mandado matar para él el ternero cebado'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero cuando vino este, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has matado para él el becerro grueso. |
Moisés aplacó al Señor, su Dios, diciendo: '¿Por qué, oh Señor, se ha de encender tu ira contra tu pueblo, al que sacaste de Egipto con gran fuerza y con mano poderosa?
El Señor dijo a Moisés: 'Anda, baja, porque tu pueblo, al que has sacado de Egipto, se ha pervertido.
El que ama la sabiduría alegra a su padre, el que frecuenta las prostitutas disipa su hacienda.
pues todos han echado de lo que les sobra; en cambio, ella ha echado de su indigencia todo lo que tenía para vivir'.
Él contestó a su padre: Hace ya tantos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me has dado ni un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos.
El padre le respondió: ¡Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo!
En cambio, tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado. Convenía celebrar una fiesta y alegrarse'.
El fariseo, de pie, hacía en su interior esta oración: Dios mío, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano;