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Jueces 1:7 - Biblia Martin Nieto

Adonisedec dijo: 'Setenta reyes, cortados los pulgares de pies y manos, recogían las migajas debajo de mi mesa; Dios me paga con la misma medida'. Fue llevado a Jerusalén, y allí murió.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Adoni-bezec dijo: «Una vez yo tuve setenta reyes sin los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, comiendo migajas debajo de mi mesa. Ahora Dios me devolvió lo que les hice». Y se lo llevaron a Jerusalén, donde murió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Adoni-Besec dijo entonces: 'Setenta reyes, con los pulgares de las manos y de los pies cortados, recogían las migas debajo de mi mesa, hoy Dios me devuelve lo que hice'. Lo llevaron a Jerusalén y allí murió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces Adoni-bezec dijo: ¡Setenta reyes, a quienes hice cortar los pulgares de sus manos y pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Como hice yo, así me ha hecho ’Elohim! Y lo llevaron a Jerusalem, y allí murió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Exclamó entonces Adoni Bézec: 'Setenta reyes, a quienes se les amputaron los pulgares de manos y pies, recogían migajas bajo mi mesa. Dios me paga mi merecido'. Le llevaron a Jerusalén y allí murió.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le metieron en Jerusalén, donde murió.

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Jueces 1:7
16 Tagairtí Cros  

Y añadirás: Esto dice el Señor: En el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán también la tuya'.


Luego lo inmolas, tomas de su sangre y untas con ella la ternilla de la oreja derecha de Aarón y de sus hijos, y el dedo pulgar de sus manos derechas y el de sus pies derechos, y rocías el altar todo alrededor.


¡Ay de ti, devastador, que no has sido devastado; ay de ti, saqueador, que aún no has sido saqueado! Cuando termines de devastar, serás tú devastado; cuando termines de saquear, serás saqueado.


En aquel tiempo exterminaré a todos tus opresores; salvaré a las cojas, recogeré a las extraviadas, y haré de ellas un objeto de gloria y renombre en todos los países donde fueron despreciadas.


Ellos muestran que llevan la ley escrita en sus corazones, según lo atestiguan su conciencia y sus pensamientos, que unas veces los acusan y otras los defienden,


Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha tenido misericordia; pero la misericordia triunfa sobre el juicio.


Si alguno está destinado al cautiverio, irá al cautiverio; el que mata con la espada, a espada morirá. Aquí la perseverancia y la fe de los santos.


Ellos han derramado la sangre de los santos y de los profetas, y tú les has dado a beber sangre: se lo merecían.


Adonisedec se dio a la fuga; pero ellos lo persiguieron, lo alcanzaron y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies.


para que el crimen cometido contra los setenta hijos de Yerubaal y su sangre cayese sobre Abimelec, su hermano, que los había matado, y sobre los nobles de Siquén, que le dieron el poder para matar a sus hermanos.


Dios hizo igualmente recaer sobre la cabeza de los hombres de Siquén el mal que habían hecho, cumpliéndose la maldición de Jotán, el hijo de Yerubaal.


Y dijo Samuel: 'Como tu espada ha dejado sin hijos a tantas mujeres, así tu madre entre todas quedará privada de su hijo'. Samuel mató a Agag ante el Señor en Guilgal.