Juan 3:8 - Biblia Martin Nieto El viento sopla donde quiere; oyes su voz, pero no sabes de dónde viene y a dónde va; así es todo el que nace del Espíritu'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Biblia Nueva Traducción Viviente El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu. Biblia Católica (Latinoamericana) El viento sopla donde quiere, y tú oyes su silbido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo le sucede al que ha nacido del Espíritu. La Biblia Textual 3a Edicion El espíritu° sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va, así es todo el que ha nacido del Espíritu. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El viento sopla donde quiere: tú oyes su silbido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así le sucede a todo el que ha nacido del Espíritu'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. |
Hace subir las nubes desde los confines de la tierra, abre con los relámpagos la lluvia, saca de sus depósitos al viento.
Sopla el viento hacia el sur, y luego gira hacia el norte; y gira, gira, y retorna sobre su recorrido el viento.
Entonces él me dijo: 'Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Esto dice el Señor Dios: ¡Ven, espíritu, de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que revivan!'.
él, que no nació ni de sangre ni de carne, / ni por deseo de hombre / sino de Dios. /
De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban.
Acabada su oración, tembló el lugar en que estaban reunidos, y quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con absoluta libertad la palabra de Dios.
Todo esto lo lleva a cabo el único y mismo Espíritu, repartiendo a cada uno sus dones como quiere.
¿Qué hombre, en efecto, conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? De la misma manera, nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Si sabéis que él es justo, reconoced también que el que practica la justicia ha nacido de él.