Un pobre, llamado Lázaro, cubierto de úlceras, estaba sentado a la puerta del rico;
Hechos 3:2 - Biblia Martin Nieto Todos los días llevaban a un cojo de nacimiento y lo ponían a la puerta del templo llamada Hermosa para pedir limosna a los que entraban. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras se acercaban al templo, llevaban cargando a un hombre cojo de nacimiento. Todos los días lo ponían junto a la puerta del templo, la que se llama Hermosa, para que pidiera limosna a la gente que entraba. Biblia Católica (Latinoamericana) acababan de dejar allí a un tullido de nacimiento. Todos los días lo colocaban junto a la Puerta Hermosa, que es una de las puertas del Templo, para que pidiera limosna a los que entraban en el recinto. La Biblia Textual 3a Edicion Y era traído cierto varón que estaba cojo desde el vientre de su madre, a quien ponían cada día a la puerta del templo (la llamada Hermosa), para pedir limosna a los que entraban en el templo; Biblia Serafín de Ausejo 1975 en el momento en que llevaban a un hombre, cojo de nacimiento, al que ponían todos los días ante la puerta del templo llamada Preciosa, para pedir limosna a los que entraban en el templo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. |
Un pobre, llamado Lázaro, cubierto de úlceras, estaba sentado a la puerta del rico;
Cuando se acercaba a Jericó, había un ciego sentado al lado del camino pidiendo limosna.
Entonces los vecinos y los que solían verlo pidiendo limosna decían: '¿No es éste el que se sentaba a pedir?'. Unos decían: 'Es éste'.
y me dijo: Cornelio, Dios ha escuchado tu oración y tiene presente tus limosnas.
Y él, mirándolo fijamente y atemorizado, dijo: '¿Qué pasa, Señor?'. Y le dijo: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido a la presencia de Dios, que se ha acordado de ti.
En Listra había un hombre imposibilitado de los pies, sentado; cojo de nacimiento, jamás había andado.
Y reconocían que era el que solía sentarse junto a la puerta Hermosa a pedir limosna; y se quedaron admirados y desconcertados por lo que le había sucedido.