El sacerdote Jelcías, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Ticua y nieto de Jarjás, el guardarropa del templo. Juldá vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Le expusieron el caso,
Hechos 21:9 - Biblia Martin Nieto Éste tenía cuatro hijas solteras con el don de profecía. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Biblia Nueva Traducción Viviente Tenía cuatro hijas solteras, que habían recibido el don de profecía. Biblia Católica (Latinoamericana) tenía cuatro hijas que se habían quedado vírgenes y tenían el don de profecía. La Biblia Textual 3a Edicion Y éste tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tenía éste cuatro hijas vírgenes y profetisas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y este tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban. |
El sacerdote Jelcías, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Ticua y nieto de Jarjás, el guardarropa del templo. Juldá vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Le expusieron el caso,
¡Acuérdate, Dios mío, de Tobías y Sambalat por lo que han hecho, de la profetisa Noadías y de los demás profetas que trataron de asustarme!
María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un tamboril, y las mujeres salieron tras ella con tamboriles y bailando.
Y tú, hijo de hombre, encárate con las hijas de tu pueblo que profetizan por su propia cuenta, y profetiza contra ellas.
Estaba también la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada. Se había casado muy joven, y a los siete años de matrimonio había enviudado.
En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores: Bernabé y Simón, apodado el Negro; Lucio de Cirene; Manahén, hermano de leche de Herodes el virrey, y Saulo.
En los últimos días, dice Dios: derramaré mi espíritu sobre todos los hombres, vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos tendrán sueños y vuestros jóvenes visiones,
En conclusión, el que se casa con su novia hace bien, y el que no se casa hace mejor.
Pero tengo esto contra ti: dejas que Jezabel, esa mujer que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis servidores hasta hacerles vivir en la lujuria y comer las carnes sacrificadas a los ídolos.
Por aquel tiempo era juez en Israel Débora, profetisa, mujer de Lapidot.