te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos.
Génesis 34:20 - Biblia Martin Nieto Entonces Jamor y su hijo Siquén fueron a la puerta de la ciudad y hablaron así a sus ciudadanos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Hamor y Siquem su hijo vinieron a la puerta de su ciudad, y hablaron a los varones de su ciudad, diciendo: Biblia Nueva Traducción Viviente y acompañó a su padre, Hamor, a presentar la propuesta a los líderes que estaban a las puertas de la ciudad. Biblia Católica (Latinoamericana) Hamor y su hijo Siquem fueron a la puerta de su ciudad y hablaron a sus conciudadanos, reunidos allí. La Biblia Textual 3a Edicion Y fueron Hamor y Siquem su hijo a la puerta de su ciudad, y hablaron a los hombres de su ciudad, diciendo: Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jamor y su hijo Siquén fueron a la puerta de la ciudad y hablaron a los hombres de la ciudad, diciéndoles: Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Hamor y Siquem, su hijo, vinieron a la puerta de su ciudad, y hablaron a los varones de su ciudad, diciendo: |
te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos.
Efrón, que estaba entre los hititas, respondió a Abrahán en presencia de los hititas y ante todos los que entraban por la puerta de la ciudad:
El mozo no titubeó en hacerlo, porque estaba enamorado de la hija de Jacob, y era el más considerado de la casa de su padre.
'Estos hombres son gente de paz; que se queden a vivir con nosotros en el país y que se muevan en él con plena libertad, pues hay por todas partes espacio suficiente para ellos. Nosotros tomaremos a sus hijas por mujeres y a ellos les daremos las nuestras.
Absalón se levantaba pronto, se ponía junto al camino que lleva a la puerta y, cuando un hombre tenía un pleito que le llevaba ante el rey para el juicio, le llamaba y le decía: '¿De qué ciudad eres?'. Él respondía: 'Tu servidor es de tal tribu de Israel'.
Cuando entonces salía a la puerta de la ciudad y mi asiento en la plaza colocaba,
dichoso el que llenó de ellos su aljaba, no será avergonzado cuando entre en pleito con sus enemigos en la plaza.
En las puertas de la ciudad su marido es estimado, cuando se sienta con los ancianos del país.
Odian al que llama al orden al tribunal, y aborrecen al que testifica la verdad.
Porque sé que son muchos vuestros crímenes y enormes vuestras injusticias. Opresores del justo, os dejáis sobornar con dádivas y atropelláis al pobre en el tribunal.
Odiad el mal y amad el bien, restableced la justicia en los tribunales, y quizá el Señor Dios omnipotente se apiade del resto de José.
Éstas son las palabras que debéis practicar: Decíos mutuamente la verdad, administrad en vuestras puertas una justicia que engendre la paz,
llevarás a las puertas de la ciudad al hombre o a la mujer que haya cometido tal delito y los matarás a pedradas.
Booz subió a la puerta de la ciudad y se sentó. Cuando pasó el citado pariente le dijo: 'Oye, ven acá y siéntate'. Se acercó y se sentó.