Luego el rey se volvió y bendijo a toda la comunidad israelita que estaba de pie,
Éxodo 33:10 - Biblia Martin Nieto El pueblo, al ver la columna de nube a la entrada de la tienda, se levantaba y se prosternaba, cada uno a la puerta de su tienda. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el pueblo notaba que la nube se detenía a la entrada de la carpa, cada persona se paraba a la entrada de su propia carpa y se inclinaba. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando el pueblo veía la nube parada junto a la entrada de la Tienda, todos se ponían de pie y luego se postraban cada uno ante su carpa. La Biblia Textual 3a Edicion Y todo el pueblo veía la columna de nube detenida en la entrada de la Tienda, y todo el pueblo se levantaba y se postraba, cada uno a la entrada de su propia tienda. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando veían que la columna de nube se paraba a la entrada de la tienda, todo el pueblo se levantaba y se postraba, cada cual a la entrada de su propia tienda. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y todo el pueblo miraba la columna de nube, que estaba a la puerta del tabernáculo, y todo el pueblo se levantaba, cada uno a la puerta de su tienda, y adoraba. |
Luego el rey se volvió y bendijo a toda la comunidad israelita que estaba de pie,
Entonces Salomón se puso delante del altar del Señor en presencia de toda la comunidad israelita, alzó sus manos al cielo y
El Señor iba delante, de día en columna de nube para marcarles el camino, y en columna de fuego de noche para alumbrarles; así podían caminar tanto de día como de noche.
El Señor hablaba a Moisés cara a cara, como se habla entre amigos. Luego Moisés volvía al campamento; pero Josué, su ministro, hijo de Nun, joven todavía, no se apartaba de la tienda.
Cuando Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se paraba a la entrada de la tienda, y el Señor hablaba con Moisés.
El pueblo creyó, y comprendiendo que el Señor había visitado a los israelitas y había visto su opresión, se postraron y adoraron.
El publicano, por el contrario, se quedó a distancia y no se atrevía ni a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador.