Todos los de Judá estuvieron de acuerdo en cumplir la orden del rey y de los jefes como lo había mandado el Señor.
Esdras 7:26 - Biblia Martin Nieto Y todo aquel que no cumpla la ley de tu Dios, que es también la ley del rey, será severamente castigado con la muerte, con el destierro, con confiscación de bienes o con la cárcel'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión. Biblia Nueva Traducción Viviente Cualquiera que se niegue a obedecer la ley de tu Dios y la ley del rey será castigado de inmediato, ya sea por muerte, destierro, confiscación de bienes o encarcelamiento». Biblia Católica (Latinoamericana) Si alguien no cumple la ley de tu Dios y la ley del rey, será acusado ante la justicia y condenado a multa, a prisión, a exilio o a la muerte'. La Biblia Textual 3a Edicion Y todo el que no cumpla la Ley de tu Dios, y la ley del rey, le sea ejecutado juicio con toda diligencia, ya sea para muerte, para destierro, para confiscación de bienes, o para prisión. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y a todo aquel que no cumpla la ley de tu Dios y la ley del rey, aplíquesele rigurosa justicia: muerte, destierro, multa o prisión'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, prestamente sea juzgado, o a muerte, o a destierro, o a confiscación de bienes, o a prisión. |
Todos los de Judá estuvieron de acuerdo en cumplir la orden del rey y de los jefes como lo había mandado el Señor.
Levántate, pues este asunto te incumbe a ti; nosotros estamos contigo. ¡Ánimo, y manos a la obra!'.
bajo la amenaza de confiscación de todos sus bienes y exclusión de la comunidad a todo aquel que no se presentara en el término de tres días, según la decisión de los jefes y los ancianos.
Ordeno, además, que a todo aquel que no cumpla este edicto se arranque una viga de su casa, se le amarre a ella y se le azote, y su casa sea reducida por este delito a un montón de escombros.
Y el Dios que ha establecido allí su nombre aplaste a todo aquel rey o pueblo que trate de transgredir esto destruyendo ese templo de Dios en Jerusalén. Yo, Darío, he promulgado este decreto; sea ejecutado puntualmente'.
El rey Darío escribió entonces a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: 'Vuestra paz sea muy grande.
¡Maldito el que no se atenga a las palabras de esta ley y no las ponga en práctica! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén!