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Esdras 10:19 - Biblia Martin Nieto

Éstos se comprometieron bajo juramento a despedir a sus mujeres; y para reparar su culpa ofrecieron un carnero en sacrificio por el pecado.

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Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Y dieron su mano en promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su pecado un carnero de los rebaños por su delito.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Ellos juraron divorciarse de sus esposas, y cada uno reconoció su culpabilidad presentando un carnero como ofrenda por la culpa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Juraron despachar a sus mujeres y ofrecer un carnero como sacrificio de reparación por su pecado;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y estuvieron de acuerdo° en expulsar a sus mujeres, y por ser culpables, ofrecieron un carnero del rebaño por su delito.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Se comprometieron bajo juramento a despedir a sus mujeres y ofrecieron como expiación de su pecado un carnero.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y dieron su mano en promesa de echar a sus esposas extranjeras, y siendo culpables ofrecieron un carnero de los rebaños por su delito.

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Esdras 10:19
9 Tagairtí Cros  

Jehú partió de allí y se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que le salía al encuentro. Le saludó y le dijo: '¿Eres sincero conmigo como yo lo soy contigo?'. Jonadab respondió: 'Sí'. Entonces Jehú dijo: 'Si es así, dame la mano'. Le dio la mano y le hizo subir consigo al carro,


Todos los jefes, todos los héroes, e incluso los demás hijos del rey David, se sometieron al rey Salomón.


No seáis de cabeza dura como vuestros padres. Tended vuestras manos al Señor y venid al santuario que él ha santificado para siempre. Servid al Señor, Dios vuestro, y el furor de su ira se apartará de vosotros.


Entre los descendientes de Imer: Jananí y Zebadías.


Hacia Egipto tendemos la mano, hacia Asiria en busca de pan.


Se cambiará luego las vestiduras y llevará la ceniza fuera del campamento a un lugar puro.


El fuego debe permanecer siempre encendido sobre el altar, sin apagarse nunca


y Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados como columnas, reconocieron que Dios me ha dado este privilegio, y nos dieron la mano a mí y a Bernabé en señal de que estaban de acuerdo en que nosotros nos dedicáramos a los paganos