Al discípulo le basta ser como su maestro, y al criado como su amo. Si al amo de la casa le han llamado Belcebú, ¡qué no dirán de los de la casa!
Efesios 2:19 - Biblia Martin Nieto De tal suerte que ya no sois extranjeros y huéspedes, sino que sois ciudadanos de los consagrados y miembros de la familia de Dios, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, Biblia Nueva Traducción Viviente Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Así, pues, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino ciudadanos de la ciudad de los santos; ustedes son de la casa de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Así pues ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois conciudadanos con los santos y miembros de la familia de Dios, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así, pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que compartís la ciudadanía del pueblo santo y sois de la familia de Dios, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios; |
Al discípulo le basta ser como su maestro, y al criado como su amo. Si al amo de la casa le han llamado Belcebú, ¡qué no dirán de los de la casa!
Por consiguiente, siempre que tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y especialmente a los hermanos en la fe.
estabais en otro tiempo sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a las alianzas, sin esperanza de la promesa y sin Dios en el mundo;
Este secreto consiste en que los paganos comparten la misma herencia con los judíos, son miembros del mismo cuerpo y, en virtud del evangelio, participan de la misma promesa en Jesucristo.
Nuestra patria está en los cielos, de donde esperamos al Salvador y Señor Jesucristo,
Todos éstos murieron en la fe sin haber obtenido la realización de las promesas, pero habiéndolas visto y saludado de lejos y reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.
Porque no tenemos aquí abajo ciudad permanente, sino que buscamos la futura.
Queridos hermanos, como a gente de paso en tierra extraña, os exhorto a que os abstengáis de las pasiones carnales, que hacen la guerra al espíritu.
Mirad qué gran amor nos ha dado el Padre al hacer que nos llamemos hijos de Dios y lo seamos de verdad. Si el mundo no nos conoce, es porque no le ha conocido a él.