Daniel 8:2 - Biblia Martin Nieto Cuando tenía la visión me encontraba en Susa, plaza fuerte de la provincia de Elán, a orillas del río Ulay. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai. Biblia Nueva Traducción Viviente En esta visión me encontraba en la fortaleza de Susa, en la provincia de Elam, de pie junto al río Ulai. Biblia Católica (Latinoamericana) Durante esa visión vi la ciudadela de Suza, en la provincia de Elam; en esa visión me encontraba a orillas del río Ulay, y miraba desde allí. La Biblia Textual 3a Edicion Contemplaba en la visión que me encontraba en la ciudadela de Susa, en la provincia de Elam, y en la visión yo estaba junto al río Ulai. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Estaba yo mirando durante la visión, y me pareció hallarme en Susa, la fortaleza, situada en la provincia de Elam. Advertí en la visión que me encontraba a orillas del Ulay. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Vi en visión, y sucedió cuando la vi, que yo estaba en Susán, que es cabecera del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai. |
En aquel tiempo, Amrafel, rey de Senaar; Arioc, rey de Elasar; Codorlaomer, rey de Elán, y Tidal, rey de Goyín,
Palabras de Nehemías, hijo de Jacalías. En el mes de quisleu, el año veinte del rey Artajerjes, estando yo en la fortaleza de Susa,
El año tercero de su reinado, el rey, que tenía establecido su trono real en la ciudad de Susa,
Cuando fue proclamado el edicto del rey, muchas jóvenes fueron llevadas a la ciudad de Susa y confiadas a Hegué, guardián de las mujeres.
Los correos se aprestaron a cumplir el mandato del rey. El edicto fue promulgado también en la ciudad de Susa. Mientras el rey banqueteaba, en la ciudad de Susa reinaba la consternación. Ver El Decreto [Est_13,1- 7]
Ester respondió: 'El opresor, nuestro enemigo, es este perverso de Amán'. Amán entonces se llenó de pánico ante el rey y la reina.
Mardoqueo salió de la presencia del rey con vestiduras regias de color violeta y blanco, una gran corona de oro y manto de lino y púrpura. Toda la ciudad de Susa se regocijó grandemente.
Los judíos de Susa se reunieron también el catorce del mes de adar y mataron otros trescientos hombres, pero sin saquear sus bienes.
Aquel día el Señor volverá a alzar su mano para rescatar el resto de su pueblo, lo que quede del destierro de Asiria y de Egipto, de Patrós, de Etiopía, de Elán, de Senaar, de Jamat y de las islas.
Una dura visión me ha sido revelada: ¡El ladrón roba, el devastador devasta! ¡Avanza, Elán; pon cerco, Media! A todo gemido pongo fin.
a todos los reyes de Zimrí, a todos los reyes de Elán y a todos los reyes de Media;
El año treinta, el mes cuarto, el día cinco del mes, me encontraba yo entre los deportados junto al río Quebar, cuando se abrieron los cielos y contemplé visiones divinas.
Allí yace Elán con todos sus guerreros en torno a su sepulcro; todos muertos, caídos a espada, hundidos como incircuncisos en las moradas subterráneas, ellos que sembraban el pánico en la tierra de los vivos. Han cargado con su ignominia junto a aquellos que bajan a la fosa.
Y el día veinticuatro del mes primero, estando yo a la orilla del río grande, el Tigris,
Yo, Daniel, quedé profundamente turbado y las visiones que contemplé me dejaron asustado.
Daniel tomó la palabra y dijo: 'Veía yo en visiones durante la noche que los cuatro vientos del cielo agitaban el mar grande;
El año tercero del reinado de Baltasar, yo, Daniel, tuve una segunda visión después de la precedente.
Alcé los ojos, y vi un carnero que estaba delante del río: tenía dos cuernos, uno más alto que otro. El más alto había despuntado más tarde.
El Señor les dijo: 'Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, yo me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños.
Dios, después de haber hablado muchas veces y en diversas formas a nuestros padres por medio de los profetas,
Así vi a los caballos y a los jinetes: éstos tenían corazas de color de fuego, de jacinto y de azufre; los caballos tenían las cabezas como las de los leones, y de su boca salía fuego y azufre.