Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Apocalipsis 9:17 - Biblia Martin Nieto

Así vi a los caballos y a los jinetes: éstos tenían corazas de color de fuego, de jacinto y de azufre; los caballos tenían las cabezas como las de los leones, y de su boca salía fuego y azufre.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Así en mi visión, vi los caballos y a los jinetes montados sobre ellos. Los jinetes llevaban puesta una armadura de color rojo fuego, azul oscuro y amarillo. La cabeza de los caballos era como la de un león, y de la boca les salía fuego, humo y azufre ardiente.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Así vi a los caballos y a los que los montaban: tenían corazas color fuego, jacinto y azufre; las cabezas de los caballos son como cabezas de leones y de sus bocas sale fuego, humo y azufre.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Y en la visión vi a los caballos y a los que los montaban, que tenían corazas de fuego, de jacinto° y de azufre; y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones, y de sus bocas salía fuego, humo y azufre.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Vi en la visión a los caballos y a sus jinetes, que tenían corazas de color de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de león y de sus fauces brotaba fuego, humo y azufre.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y así vi en visión los caballos y a los que sobre ellos estaban sentados, los cuales tenían corazas de fuego, de jacinto, y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de la boca de ellos salía fuego y humo y azufre.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Apocalipsis 9:17
16 Tagairtí Cros  

Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego del Señor desde el cielo.


Joela y Jebadías, hijos de Yeroján, de Guedor.


hará llover brasas de fuego sobre los injustos, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa.


Pues desde hace tiempo está dispuesta en Tofet, preparada también para Moloc, una fosa honda y ancha, llena de paja y leña; el soplo del Señor, como un río de azufre, la prenderá.


El Señor había puesto su mano sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo y había abierto mi boca antes que a la mañana siguiente llegara a mí el fugitivo. Entonces mi boca habló y no estuve mudo más.


Cuando tenía la visión me encontraba en Susa, plaza fuerte de la provincia de Elán, a orillas del río Ulay.


aún tenía en los labios las palabras de mi oración, cuando Gabriel, aquel personaje que había visto anteriormente en visión, volando raudo, se acercó a mí, hacia la hora de la ofrenda de la tarde,


Si alguno intenta hacerles daño, saldrá fuego de su boca, que devorará a sus enemigos. Así perecerá el que intente hacerles daño.


beberá el vino de la ira de Dios, que ha sido vertido sin mezcla en el cáliz de su cólera, y será atormentado en el fuego y en el azufre en presencia de los cuatro ángeles y del cordero.


Pero la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta, que con sus prodigios ante la otra bestia había seducido a los que llevaban la marca de la bestia y habían adorado su estatua. Y fueron arrojadas vivas las dos a un estanque de fuego, de azufre ardiente.


El diablo, que lo seducía, fue arrojado al estanque de fuego y de azufre, donde están la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.


el quinto, de sardónica; el sexto, de sardio; el séptimo, de crisólito; el octavo, de berilo; el noveno, de topacio; el décimo, de crisopasa; el undécimo, de jacinto; el duodécimo, de amatista.


Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte'.


La tercera parte de los hombres fue exterminada por estas tres plagas, fuego, humo y azufre, que salían de las bocas de los caballos.


su pecho, como una coraza de hierro, y el rumor de sus alas, como el ruido de carros de muchos caballos que corren a la batalla;