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Apocalipsis 18:16 - Biblia Martin Nieto

¡Ay, ay de la gran ciudad, que estaba vestida de lino, de púrpura y escarlata, adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas,

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Biblia Reina Valera 1960

y diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«¡Qué terrible, qué terrible para esa gran ciudad! ¡Ella se vestía de púrpura de la más alta calidad y lino escarlata, adornada con oro, piedras preciosas y perlas!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

dirán a gritos: '¡Ay, ay, de la Gran Ciudad, la que se vestía de lino, púrpura y escarlata y resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estuvo vestida de lino fino, y de púrpura, y de escarlata, y adornada con oro, y piedras preciosas, y perlas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y diciendo: '¡Ay, ay de la gran ciudad, la que se vestía de lujo, púrpura y escarlata, la que se adornaba con oro y piedras preciosas y perlas!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad, que estaba vestida de lino fino y de púrpura y de escarlata, y adornada con oro y piedras preciosas y perlas!

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Apocalipsis 18:16
8 Tagairtí Cros  

Como un querubín protector yo te había puesto en el monte santo de Dios y caminabas entre brasas ardientes.


Nínive es como una alberca, cuyas aguas se van. 'Deteneos, deteneos'. Pero nadie se vuelve.


Y me transportó en espíritu a un desierto. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos.


La mujer estaba vestida de púrpura y de escarlata, de piedras preciosas y de perlas; tenía en la mano una copa de oro llena de cosas horrorosas y de las inmundicias de su lujuria;


y gritaron al ver el humo de su incendio: '¿Qué ciudad hubo nunca semejante a la gran ciudad?'.


Y echándose polvo en sus cabezas, gritaban; y llorando y lamentándose, decían: ¡Ay, ay de la gran ciudad, que con su opulencia enriqueció a cuantos tenían naves en el mar, y en un momento ha sido desolada!