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2 Crónicas 20:1 - Biblia Martin Nieto

Poco después, los moabitas, los amonitas y sus aliados los mineos declararon la guerra a Josafat.

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Biblia Reina Valera 1960

Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Después de esto, los ejércitos de los moabitas y de los amonitas, y algunos meunitas le declararon la guerra a Josafat.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Después de esto, los hombres de Moab y la gente de Amón, y con ellos algunos maonitas, vinieron a pelear contra Josafat.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Aconteció después de esto que los hijos de Moab y los hijos de Amón, y con ellos algunos de los amonitas,° marcharon a la guerra contra Josafat.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Después de esto, los moabitas, los amonitas y con ellos algunos meunitas fueron contra Josafat en son de guerra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros, además de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.

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2 Crónicas 20:1
15 Tagairtí Cros  

Los simeonitas, descritos más arriba nominalmente, vinieron en tiempo de Ezequías, rey de Judá, conquistaron sus campamentos y sus casas y las destruyeron totalmente hasta el día de hoy, y se establecieron en su lugar, pues allí había pastos para sus rebaños.


Zéraj, el etíope, salió contra ellos con 1.000.000 de hombres y 300 carros y llegó hasta Maresá.


Para los asuntos religiosos, ahí tenéis a Amarías, el sacerdote jefe; y para los asuntos civiles, a Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá. Y como secretarios, tenéis a los levitas. Ánimo y manos a la obra; el Señor estará siempre con el bueno'.


El profeta Jehú, hijo de Jananí, le salió al encuentro y le dijo: '¿Ayudas al malvado y amas a los enemigos del Señor para atraer así su ira contra ti?


Estableció jueces en cada una de las ciudades de Judá,


Mira ahora a los hijos de Amón, a los de Moab y a los de los montes de Seír, cuyas tierras no permitiste que atravesaran los israelitas cuando venían de Egipto, sino que les hiciste dar un largo rodeo para no destruirlos;


Dios lo asistió contra los filisteos, contra los árabes, contra los habitantes de Gur Baal y contra los meunitas.


Después de estos hechos y actos de fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá y asedió las ciudades fortificadas con el propósito de conquistarlas.


Hemos conocido la soberbia de Moab, demasiado orgulloso: su empaque, su vanidad, su arrogancia, sus huecas pretensiones.


Sucedió en tiempo de Acaz, hijo de Jotán, hijo de Ozías, rey de Judá, que Rasín, rey de Siria, y Pécaj, hijo de Romelías, rey de Israel, atacaron a Jerusalén con ánimo de expugnarla, pero no pudieron apoderarse de ella.


Castígame, Señor, mas con justa medida, y no según tu cólera, no sea que me aniquiles.


Sobre Amón. Esto dice el Señor: ¿Es que Israel no tiene hijos, no tiene herederos? ¿Por qué Melcón ha heredado Gad, y su pueblo ocupa sus ciudades?


Yo reprendo y castigo a los que amo; por tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.