y dejaron ciegos a los hombres que estaban ante la puerta, desde el más joven hasta el más anciano, de tal modo que no pudieron encontrar la puerta.
1 Reyes 13:4 - Biblia Martin Nieto El rey, al oír la amenaza que el hombre de Dios había gritado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, y dijo: '¡Prendedlo!'. Pero la mano que había extendido contra él se le quedó tiesa sin poderla mover. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Jeroboam oyó al hombre de Dios hablar contra el altar de Betel, el rey lo señaló con el dedo y gritó: «¡Detengan a ese hombre!»; pero al instante, la mano del rey se paralizó en esa posición, y no podía moverla. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando el rey Jeroboam escuchó esa maldición del hombre de Dios contra el altar de Betel, extendió la mano y ordenó: '¡Deténganlo!' Pero la mano que había extendido contra el hombre de Dios quedó tiesa y no pudo encogerla. La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que cuando el rey oyó la palabra que el varón de Dios había dicho contra el altar de Bet-’El, Jeroboam extendió su mano desde el altar, diciendo: ¡Prendedle! Y al momento se le secó la mano que había extendido contra él, y no pudo recogerla hacia sí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al oír el rey Jeroboán lo que el varón de Dios gritaba contra el altar de Betel, extendió su mano desde encima del altar y dijo: '¡Prendedlo!'. Pero se le secó la mano que había extendido contra él y no pudo volverla hacia sí. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sucedió que cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Betel, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Agárrenlo! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, de manera que no pudo volverla hacia sí. |
y dejaron ciegos a los hombres que estaban ante la puerta, desde el más joven hasta el más anciano, de tal modo que no pudieron encontrar la puerta.
Al mismo tiempo dio una señal, diciendo: 'Ésta será la señal de que ha hablado el Señor: El altar se va a partir y a derramarse la ceniza que hay sobre él'.
Y el altar se partió y la ceniza se derramó del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por orden del Señor.
y diles: Ésta es la orden del rey: Meted a este hombre en la cárcel y tenedlo a pan y agua, y poco de cada cosa, hasta que yo vuelva sano y salvo'.
Asá se indignó contra el profeta y lo metió en la cárcel, pues sus palabras le habían llenado de cólera contra él. Asá maltrató también a otros del pueblo.
'Guardaos de tocar a mis ungidos, no hagáis mal alguno a mis profetas'.
Y el rey les dirá: Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
Los que prendieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos.
Y mirando a todos los circundantes, le dijo: 'Extiende tu mano'. La extendió, y quedó sana.
Os aseguro que el que reciba al que yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado'.
Si alguno intenta hacerles daño, saldrá fuego de su boca, que devorará a sus enemigos. Así perecerá el que intente hacerles daño.