Salmos 105 - Biblia Martin Nieto1 Dad gracias al Señor, invocad su nombre, publicad entre los pueblos sus proezas; 2 cantad, entonad himnos en su honor, decid a las gentes sus milagros; 3 estad orgullosos de su santo nombre, alegraos los que buscáis al Señor. 4 Recurrid al Señor y a su poder, buscad siempre su rostro. 5 Recordad los milagros que hizo, sus prodigios y las leyes que salieron de su boca, 6 raza de Abrahán, su siervo, hijos de Jacob, su elegido. 7 El Señor es nuestro Dios, sus leyes rigen en el mundo entero. 8 Él se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; 9 del pacto que firmó con Abrahán, del juramento que hizo a Isaac, 10 y que erigió en ley para Jacob, y en pacto eterno para Israel 11 cuando dijo: 'Te daré la tierra de Canaán como la parte de tu herencia'. 12 Mientras ellos eran muy pocos, un puñado tan sólo de emigrantes, 13 mientras iban y venían de nación en nación, de un reino a un pueblo diferente, 14 no permitió a nadie que los oprimiera, y por ellos castigó a los reyes: 15 'Guardaos de tocar a mis ungidos, no hagáis mal alguno a mis profetas'. 16 Atrajo el hambre sobre aquella tierra, les cortó todos los alimentos; 17 delante de ellos envió a un hombre, a José, vendido como esclavo; 18 le aprisionaron los pies con los grilletes y le echaron al cuello las cadenas 19 hasta que se cumplió lo que él había anunciado y la palabra del Señor lo acreditó. 20 El rey mandó que lo soltasen, el soberano le dio la libertad, 21 lo nombró mayordomo de su casa y administrador de todos sus bienes, 22 para que instruyera a los nobles a su gusto y enseñara la sabiduría a los ancianos. 23 Entonces Israel entró en Egipto y Jacob emigró al país de Cam. 24 Dios hizo a su pueblo muy prolífero, y mucho más fuerte que sus opresores; 25 cambió el corazón de éstos para que odiaran a su pueblo, y trataran a sus siervos con perfidia. 26 Luego envió a Moisés, su servidor, y a Aarón, a quien había escogido. 27 Ellos realizaron en Egipto sus portentos, los prodigios de Dios en el país de Cam. 28 Mandó tinieblas, y tinieblas hubo, pero ellos no respetaron sus palabras; 29 cambió en sangre sus aguas, y dio muerte a sus peces; 30 infestó de ranas el país, hasta la misma alcoba del rey. 31 Lo ordenó, y vinieron tábanos y mosquitos por todo el territorio; 32 en lugar de lluvias les envió granizo y rayos ardientes sobre todo el país; 33 arrasó sus viñedos y sus higuerales, destrozó los árboles de toda la comarca. 34 Lo ordenó, y llegó la langosta y el pulgón en inmensas cantidades, 35 que devoraron toda la hierba del país y todos los frutos de sus campos. 36 Hirió de muerte a todos los primogénitos del país, las primicias de su virilidad. 37 Sacó luego a su pueblo cargado de oro y plata, ni uno sólo cayó de entre sus tribus; 38 Egipto se alegró de su partida, pues todos estaban aterrados. 39 Dios desplegó una nube para cubrirlos y un fuego para alumbrarlos por la noche. 40 A petición suya, les mandó codornices y los sació de pan del cielo; 41 partió la roca y brotó agua que bajaba como un río por el desierto. 42 Se acordó de la palabra santa que había dado a Abrahán, su siervo, 43 y sacó a su pueblo en alegría, a sus elegidos entre gritos de júbilo. 44 Les dio las tierras de otras gentes y se posesionaron de las haciendas de otros pueblos 45 para que guarden sus decretos y observen sus leyes. Aleluya. |
Evaristo Martín Nieto©