Tan unidas una a la otra, Que ni el aire pasa entre ellas,
El uno se junta con el otro, Que viento no entra entre ellos.
Están tan apretadas que el aire no puede pasar entre ellas.
Cuando se endereza, se asustan las aguas, y las olas del mar se alejan.
Su corazón es duro como roca, sólido como piedra de molino.
La una se junta con la otra, que viento no entra entre ellas.
Las hileras de escamas son su orgullo, Cerradas sin rendijas, como un sello.
Soldadas están, cada una a la de su vecino, Trabadas entre sí, no se pueden separar.