¿Podrá alguien enfrentarse a él y atraparlo, Horadando sus narices con un garfio?
¿Lo tomará alguno cuando está vigilante, Y horadará su nariz?
Nadie puede sorprenderlo con la guardia baja ni ponerle un aro en la nariz para llevárselo.
¿Quién se atreverá a herirle los ojos y ponerle una argolla en las narices?
¿Quién podrá apresarlo de frente, taladrarle la nariz con una estaca?
Él lo toma con sus ojos; y su nariz atraviesa los lazos.
¿Quién se le puede enfrentar? ¿Quién se atreve a capturarlo? ¿Quién puede perforarle la nariz?
He aquí, cuando el río se embravece, él no se alarma, Queda tranquilo, aunque el Jordán espumee contra su hocico.