Tú le hablarás y pondrás las palabras en su boca, yo estaré en tu boca y en la suya, y os indicaré lo que habéis de hacer.
Números 23:12 - Biblia Serafín de Ausejo 1975 Contestó él diciendo: '¿No he de tener yo el cuidado de proferir lo que Yahveh pone en mi boca?'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Él respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca? Biblia Nueva Traducción Viviente Pero Balaam respondió: —Yo hablaré solamente el mensaje que el Señor ponga en mi boca. Biblia Católica (Latinoamericana) Respondió: '¿No debo acaso decir lo que Yavé puso en mi boca?' La Biblia Textual 3a Edicion Y él respondió, y dijo: ¿Lo que YHVH pone en mi boca no lo he de proferir? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él respondió, y dijo: ¿No observaré yo lo que Jehová ha puesto en mi boca para decirlo? Biblia Traducción en Lenguaje Actual —Yo solo puedo decir lo que Dios me manda. |
Tú le hablarás y pondrás las palabras en su boca, yo estaré en tu boca y en la suya, y os indicaré lo que habéis de hacer.
aunque hable con voz agraciada, no te fíes, pues lleva siete abominaciones en su corazón.
Dios vino a Balaán durante la noche y le dijo: '¿No han venido a buscarte esos hombres? Levántate, vete con ellos, pero no harás más que lo que yo te diga'.
Balaán respondió a Balac: 'Ya ves que he venido hasta ti. Pero ¿qué podré decir yo? Únicamente diré la palabra que Dios ponga en mi boca'.
Balac le dijo: 'Ven conmigo a otro lugar, desde donde podrás contemplarlo, aquí ves sólo una parte, pero no todo. Desde allí me lo maldecirás'.
Balaán respondió a Balac: '¿No te dije que haría todo lo que Yahveh me mandara?'.
Balaán dijo entonces a Balac: 'Quédate junto a tu holocausto, y yo voy a ver si Yahveh sale a mi encuentro. Te comunicaré todo lo que él me revele'. Y se fue a la cumbre de un monte pelado.
que aunque me diera Balac toda su casa llena de plata y oro yo no podría transgredir la orden de Yahveh, haciendo a mi arbitrio cosa buena o mala, y que sólo hablaría lo que Yahveh me comunicara?
Esos tales no sirven a Cristo, Señor nuestro, sino a sus propios bajos apetitos y, con su modo de hablar lisonjero y adulador, seducen el corazón de los sencillos.
Profesan conocer a Dios, pero con sus obras lo niegan: son seres abominables, rebeldes e incapaces de nada bueno.