Y siguió diciéndole el ángel de Yahveh: 'He aquí que estás encinta y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, pues ha escuchado Yahveh tu aflicción.
Éxodo 3:7 - Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo Yahveh: 'He visto muy bien el sufrimiento de mi pueblo en Egipto y he oído las quejas que le arrancan los capataces de obras. Conozco bien sus angustias. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, Biblia Nueva Traducción Viviente Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos. Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé dijo: 'He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos, La Biblia Textual 3a Edicion Luego dijo YHVH: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor por causa de sus opresores, porque conozco sus padecimientos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues conozco sus angustias; Biblia Traducción en Lenguaje Actual Pero Dios siguió diciéndole: —Yo sé muy bien que mi pueblo Israel sufre mucho porque los egipcios lo han esclavizado. También he escuchado sus gritos pidiéndome ayuda, y he visto que sus capataces los maltratan mucho. Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Los voy a llevar a una región muy grande y rica; ¡tan rica que siempre hay abundancia de alimentos! Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. |
Y siguió diciéndole el ángel de Yahveh: 'He aquí que estás encinta y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, pues ha escuchado Yahveh tu aflicción.
Voy a bajar para ver si el clamor que he oído está justificado y, si no, lo averiguaré'.
Oyó Dios la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: '¿Qué te ocurre, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado la voz del niño desde el lugar donde él está.
Concibió Lía y dio a luz un hijo. Lo llamó Rubén, porque se dijo: 'Yahveh ha visto mi aflicción, pero ahora mi marido me amará'.
Y prosiguió: 'Alza tus ojos y mira: todos los machos que cubren las ovejas son listados, moteados y manchados, porque yo he visto todo lo que Labán ha hecho contigo.
Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y el Terror de Isaac no hubiera estado conmigo, seguramente que me hubieras dejado ir de vacío. Dios ha visto mi congoja y la fatiga de mis manos, y se ha pronunciado la pasada noche'.
Tú, en efecto, redimes al humilde, y humillas a los de ojos altaneros.
Pero Joacaz imploró a Yahveh, y Yahveh lo escuchó, porque había visto la opresión a que sometía a los israelitas el rey de Aram.
'Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: así habla Yahveh, Dios de David, tu antepasado: 'He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Voy, pues, a curarte, de suerte que dentro de tres días podrás subir al templo de Yahveh.
Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto y escuchaste su clamor junto al mar de los Juncos.
Por la opresión del pobre, por el llanto del débil, ahora me levanto -asegura el Señor-: pondré a salvo a todo el que es burlado.
Satisface el anhelo de quien le invoca, escucha su gemido y lo socorre.
Bendecid al Señor, sus servidores, rendidle vasallaje, estirpe de Jacob, temblad en su presencia, linaje de Israel.
He. Poned en él los ojos, estad radiantes y no tengáis los rostros abatidos.
Tú, Señor, que lo ves, no estés callado, mi Señor, no te tengas a distancia.
Jet. Ten, Señor, piedad de mí, observa mi pesar ante los que me aborrecen, elévame de las entradas de la muerte.
Y les impusieron capataces de prestaciones personales para oprimirlos con duros trabajos. Así construyeron para el Faraón las ciudades granero de Pitom y Ramsés.
Entonces se alzó en Egipto un nuevo rey que no había conocido a José,
se encenderá mi cólera y os destruiré por la espada, y vuestras mujeres quedarán viudas, y vuestros hijos huérfanos.
Pues, si he obtenido tu favor, enséñame tu camino y así sabré que me he ganado tu favor; pero ten también en cuenta que esta nación es pueblo tuyo'.
Salieron los capataces y los inspectores del pueblo y dijeron a la gente: 'Así ha hablado el Faraón: 'Ya no os daré más paja.
Aquel mismo día dio el Faraón esta orden a los capataces del pueblo y a los inspectores:
en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él en persona los salvó. Por su amor y su piedad, él mismo los redimió, los levantó y los llevó todos los días de antaño.
Clamamos entonces a Yahveh, y él oyó nuestro clamor y mandó a su ángel, que nos sacó de Egipto, y henos aquí, en Cades, ciudad situada al extremo de tu territorio.
He visto el sufrimiento de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas y he bajado a liberarlos. Ahora, pues, ven acá; te voy a enviar a Egipto'.
Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compartir el peso de nuestras debilidades, sino al contrario: tentado en todo, como semejante a nosotros, pero sin pecado.
'Mañana a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín: tú lo ungirás por jefe de mi pueblo Israel; él será quien salve a mi pueblo de las manos de los filisteos, porque he visto la aflicción de mi pueblo, y su clamor ha llegado hasta mí'.