Mátalos, Señor, con tu mano; mátalos, que no compartan la suerte de los vivos; a tus protegidos llénales el vientre, que se sacien sus hijos y tengan qué dejar a sus pequeños.
Números 11:5 - Nueva Biblia Española (1975) Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, y de los pepinos y melones, y puerros, y cebollas, y ajos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; Biblia Nueva Traducción Viviente Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto y teníamos todos los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos que queríamos. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Cómo echamos de menos el pescado que gratuitamente comíamos en Egipto, los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Cómo nos acordamos del pescado que en Egipto comíamos de balde, de los pepinos, de los melones, de los puerros, de las cebollas y los ajos! Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Cuánto nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos, de los melones, de los puerros, de las cebollas, de los ajos! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos, y de los melones, y de las verduras, y de las cebollas, y de los ajos. |
Mátalos, Señor, con tu mano; mátalos, que no compartan la suerte de los vivos; a tus protegidos llénales el vientre, que se sacien sus hijos y tengan qué dejar a sus pequeños.
diciendo: ¡Ojala hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos ha sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad.
Y Sión, la capital, ha quedado como cabaña de viñedo, como choza de melonar, como ciudad sitiada.
sino que iremos a Egipto, donde no conoceremos la guerra, ni oiremos el toque de trompetas, ni pasaremos hambre de pan, y allí viviremos',
Pero desde que dejamos de quemar incienso a la reina del cielo y de ofrecer libaciones, carecemos de todo, y morimos a espada y de hambre.
Los israelitas protestaban contra Moisés y Aarón, y toda la comunidad les decía: ¡Ojala muriéramos en Egipto o en este desierto, ojalá muriéramos!
Su paradero es la ruina, honran a Dios con el estómago y ponen su gloria en sus vergüenzas, centrados como están en lo terreno.