Se apoderó de los tesoros del templo y del palacio, se lo llevó todo, con los escudos de oro que había hecho Salomón.
Lucas 21:1 - Nueva Biblia Española (1975) Alzando los ojos vio a los ricos que echaban sus donativos en la caja del templo; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras Jesús estaba en el templo, observó a los ricos que depositaban sus ofrendas en la caja de las ofrendas. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús levantó la mirada y vio a unos ricos que depositaban sus ofrendas en el arca del tesoro del Templo. La Biblia Textual 3a Edicion Y levantando los ojos, vio a los ricos echando sus ofrendas en el arca de las ofrendas,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Levantó luego la vista y vio que los ricos echaban sus ofrendas en el tesoro. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y levantando la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. |
Se apoderó de los tesoros del templo y del palacio, se lo llevó todo, con los escudos de oro que había hecho Salomón.
El sacerdote Yehoyadá tomó un cofre, hizo una ranura en la tapa y lo puso junto al altar, a mano derecha según se entra en el templo. Los sacerdotes porteros echaban allí todo el dinero que se traía al templo.
(Se llevó los tesoros del templo y de palacio, y destrozó todos los utensilios de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el templo según las órdenes del Señor.
Y se llevó a Babilonia todos los objetos del templo, grandes y pequeños, los tesoros del templo, los del rey y los de los magnates.
Puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al sacerdote Sadoc y al levita Fedayas, ayudados por Janán, hijo de Zacur, hijo de Matanías, que tenían fama de honrados; se encargaron de distribuir las porciones a sus hermanos.
Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: No está permitido echarlas en el tesoro, porque son precio de sangre.
los que se comen los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos tales recibirán una sentencia severísima.
Estas palabras las dijo enseñando en el Tesoro, en el templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.
Toda la plata y el oro y el ajuar de bronce y hierro se consagran al Señor: irán a parar a su tesoro.
Incendiaron la ciudad y cuanto había en ella. Sólo la plata, el oro y el ajuar de bronce y hierro lo destinaron al tesoro del Señor.