El Señor se encolerizó contra Uzá por su atrevimiento, lo hirió y murió allí mismo, junto al arca de Dios.
Levítico 10:2 - Nueva Biblia Española (1975) De la presencia del Señor salió un fuego que los devoró, y murieron en presencia del Señor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente Como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y los consumió por completo, y murieron ahí ante el Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Y en eso, un fuego salió de la presencia de Yavé que los devoró, y murieron allí delante de Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion Y de la presencia de YHVH salió un fuego que los consumió y murieron en presencia de YHVH.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salió de delante de Yahveh un fuego que los abrasó, y cayeron muertos ante Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salió fuego de delante de Jehová que los quemó, y murieron delante de Jehová. |
El Señor se encolerizó contra Uzá por su atrevimiento, lo hirió y murió allí mismo, junto al arca de Dios.
Marchó y encontró el cadáver tendido en el camino; el burro y el león estaban en pie junto al cadáver; el león no había devorado el cadáver ni descuartizado al burro.
Entonces el Señor envió un rayo, que abrasó la víctima, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja.
Elías respondió: Si soy un profeta, que caiga un rayo y te abrase a ti con tus hombres. Entonces cayó un rayo y abrasó al oficial y a sus hombres.
Elías respondió: Si soy un profeta, que caiga un rayo y te abrase a ti con tus hombres. Entonces cayó un rayo y abrasó al oficial y a sus hombres.
Cuando llegaron a la era de Quidón, los bueyes tropezaron, y Uzá alargó la mano para sujetar el arca.
y les dijo: Ustedes son los cabezas de familia de los levitas: purifíquense ustedes y sus hermanos para subir el arca del Señor, Dios de Israel, al lugar que le he preparado.
Como Nadab y Abihú murieron antes que su padre, sin dejar hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio.
No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido tus ovejas y pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo.
viene nuestro Dios y no callará. Lo precede fuego voraz, lo rodea la tempestad violenta.
El Señor dijo a Moisés: Sube a mí con Aarón, Nadab y Abihú y los setenta dirigentes de Israel y prostérnense a distancia.
Que está preparada hace tiempo en Tofet. está dispuesta, ancha y profunda, una pira con leña abundante: y el soplo del Señor, como torrente de azufre, le prenderá fuego.
Se acercaron y, con sus túnicas, los sacaron fuera del campamento, como Moisés había ordenado.
El Señor habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, que murieron por acercarse hasta el Señor:
De la presencia del Señor salió fuego que devoró el holocausto y la grasa. Al verlo, el pueblo aclamó y cayó rostro en tierra.
los hombres que desacreditaron la tierra murieron fulminados ante el Señor.
Y el Señor hizo estallar un fuego que consumió a los doscientos cincuenta hombres que habían llevado el incienso.
Los muertos fueron catorce mil setecientos, sin contar los muertos en el motín de Córaj.
En el acto cayó a sus pies y expiró. Al entrar los mozos la encontraron muerta; se la llevaron y la enterraron junto al marido.
A estas palabras Ananías cayó al suelo y expiró y todos los que se enteraban quedaban sobrecogidos.
A ellos les sucedían estas cosas para que aprendieran, y se escribieron para que escarmentemos nosotros, a quienes llegan los resultados de la historia.
Los hijos de Jeconías, aunque vieron el arca, no hicieron fiesta con los demás, y el Señor castigó a setenta hombres. El pueblo hizo duelo, porque el Señor los había herido con gran castigo,