Mira a la derecha, fíjate: nadie me hace caso; no tengo a donde huir, nadie mira por mi vida.
Juan 5:7 - Nueva Biblia Española (1975) Le contestó el enfermo: Señor, no tengo un hombre que, cuando se agita el agua, me meta en la piscina; mientras yo llego, otro baja antes que yo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Biblia Nueva Traducción Viviente —Es que no puedo, señor —contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo. Biblia Católica (Latinoamericana) El enfermo le contestó: 'Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se ha metido otro. La Biblia Textual 3a Edicion Señor, le respondió el enfermo, no tengo un hombre que me meta en el estanque cuando es agitada el agua, y mientras yo voy, otro baja antes de mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El enfermo le contestó: 'Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; y para cuando yo llego, ha bajado otro antes que yo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; pues entre tanto que yo vengo, otro desciende antes que yo. |
Mira a la derecha, fíjate: nadie me hace caso; no tengo a donde huir, nadie mira por mi vida.
porque él librará al pobre que pide auxilio, al afligido que no tiene protector;
Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de los Rebaños, una piscina que en la lengua del país llaman El Foso, con cinco pórticos;
en ellos yacía una muchedumbre, los enfermos: ciegos, cojos y paralíticos.
A éste, viéndolo Jesús echado y notando que llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres ponerte sano?
Es que cuando aún nosotros estábamos sin fuerzas, entonces, en su momento, Jesús el Mesías murió por los culpables.
Además, cada atleta se impone en todo una disciplina; ellos para ganar una corona que se marchita, nosotros una que no se marchita.
porque el Señor defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos-. Cuando vea que sus manos flaquean, que se consumen amos y criados,