1 El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro de Persia a promulgar de palabra y por escrito en todo su remo: 2 Ciro, rey de Persia, decreta: El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. 3 Los que entre ustedes pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. 4 Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar les proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén', 5 Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios -cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas- se pusieron en marcha y subieron a reedificar el, templo de Jerusalén. 6 Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos, además de las ofrendas voluntarias, 7 El rey Ciro mandó sacar el ajuar del templo que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén para colocarlo en el templo de su dios. 8 Ciro de Persia lo consignó al tesorero Mitrídates, que lo contó delante de Sesbasar, príncipe de Judá. 9 Era la siguiente cantidad: treinta copas de oro, mil copas de plata, veintinueve cuchillos, 10 treinta vasos de oro, cuatrocientos diez vasos de plata y mil objetos de otras clases. 11 Total de objetos de oro y plata: cinco mil cuatrocientos, Sesbasar los llevó todos consigo cuando los desterrados subieron de Babilonia a Jerusalén. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.