Fueron pues los correos, con cartas del rey y de sus príncipes, por todo Israel y Judá, y según orden del rey; las cuales cartas decían así: ¡Oh Israel, volveos a Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva a los que os han quedado, escapados aún de la mano de los reyes de Asiria!
Cuando él da tranquilidad, ¿quién puede entonces perturbar? y cuando esconde su rostro, ¿quién le podrá ver? Así sucede igualmente con una nación, o con un individuo,
Pues caminarán muchos pueblos, diciendo: ¡Venid, y subamos al monte de Jehová, a la Casa del Dios de Jacob! y él nos enseñará en cuanto a sus caminos, y nosotros andaremos en sus senderos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.
Entonces profanaréis las láminas que cubren tus esculturas de plata, y la chapa dorada de tus imágenes fundidas; las desecharás, como cosa asquerosa; ¡Afuera! les dirás.
También, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será septuplicada, como la luz de siete días; en el día en que vendare Jehová la contusión de su pueblo y sanare la llaga de su herida.
¡deje el malo su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá compasión de él, y a nuestro Dios, porque es grande en perdonar!
Porque haré curar tus llagas y sanaré tus heridas, dice Jehová; por cuanto te han llamado la Desechada; diciendo: ¡Esta es Sión, de quien nadie se cura ya!
(ellos vienen para pelear contra los Caldeos, mas es realmente para llenar aquellas casas de cadáveres de hombres, a quienes yo he herido en mi ira y en mi indignación, y a causa de todos sus pecados he escondido mi rostro de esta ciudad):
En aquellos días, y en ese tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente; irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios.
Inquirirán el camino de Sión, puestos hacia allá sus rostros, diciendo: ¡Venid, y unámonos a Jehová en un pacto eterno, que nunca será echado al olvido!
Después de esto volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios y a David su rey; y acudirán temblorosos a Jehová y a su benevolencia en los postreros días.
Empero si al entrar el sacerdote viere que no ha cundido la plaga en la casa, después de revocada, el sacerdote declarará limpia la casa, porque ha sanado de la llaga.
Habló entonces Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón vais a volver a Jehová, quitad los dioses extraños de en medio de vosotros, con las Astartes, y fijad vuestro corazón en Jehová, y servidle a él sólo; así él os librará de mano de los Filisteos.