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Oseas 2:3 - Biblia Version Moderna (1929)

3 no sea que yo la despoje de sus ropas, dejándola desnuda, y la ponga tal como estaba en el día que nació; y la torne como un desierto, y la ponga como una tierra seca, y la haga morir de sed:

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

3 no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 De lo contrario, la desnudaré por completo, como estaba el día en que nació. Dejaré que muera de sed, como en un desierto desolado y árido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Ustedes llamarán a sus hermanos Mi pueblo, y a sus hermanas, Amadas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 No sea que la despoje Y la deje totalmente desnuda° Y la ponga como el día que nació, Y la deje como el desierto, Y la reduzca a tierra árida, Y la haga morir de sed,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Llamad a vuestro hermano: 'Mi-pueblo' y a vuestra hermana: 'Amada'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 no sea que yo la despoje y desnude, y la deje como el día en que nació, y la ponga como un desierto, y la deje como tierra seca y la mate de sed.

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Oseas 2:3
27 Σταυροειδείς Αναφορές  

Allí pues el pueblo padeció sed por falta de agua, y murmuró el pueblo contra Moisés, y decía: ¿Por qué nos habéis hecho subir de Egipto, para matarnos de sed, a nosotros, y a nuestros hijos, y a nuestro ganado?


La tierra está de luto y desfallece; el Líbano está avergonzado y languidece; Sarón se ha tornado en desierto, y el Basán y el Carmelo sacuden sus hojas.


¡Descúbrase tu desnudez; sea vista también tu vergüenza! Yo me vengaré de ti; no habrá quien me pueda resistir.


Tus santas ciudades han venido a ser un desierto; Sión ha venido a ser un desierto; Jerusalem es una desolación.


Muchos pastores han destruído mi viña; han rehollado mi campo; han convertido mi porción amena en un desierto y una soledad.


Y si dijeres en tu corazón: ¿Por qué me han sucedido estas cosas? por la grandeza de tu iniquidad han sido descubiertas  tus faldas, y violentados tus calcañares.


Por tanto yo también descubriré tus faldas, alzándolas sobre tu rostro, para que sea vista tu vergüenza.


Y sus nobles envían a sus criados por agua; van éstos a los pozos, mas no hallan aguas: se vuelven con sus vasijas vacías: avergonzados y confusos, cubren sus cabezas.


Pues será como la retama en el desierto, que no ve cuando viene el bien, sino que habita los sequedales del desierto, de una tierra salada y no habitada.


¡Oh generación perversa, atended al oráculo de Jehová! ¿Por ventura he sido yo un yermo para Israel, o una tierra de densas tinieblas? ¿por qué pues ha dicho mi pueblo: ¡Sacudimos el yugo! ¡no volveremos más a ti!


Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, el que nos hizo subir de la tierra de Egipto, el que nos condujo por el desierto, por una tierra de yermos y de hoyos, por una tierra de sequía y de sombra de muerte, tierra por donde nadie pasa, y donde ningún hombre habita?


Porque así dice Jehová acerca de la casa del rey de Judá: Tú me eres como Galaad, o la cima del Líbano; mas ciertamente te pondré como un desierto, como ciudades no habitadas.


Miro, y he aquí el campo fructífero convertido en un desierto, y todas sus ciudades derribadas, a la presencia de Jehová, y a causa del ardor de su ira.


Sus ciudades se han convertido en una desolación, una tierra seca y un desierto; tierra en que no habita hombre alguno, ni hijo de Adam pasa por ella.


Porque no está enviudado Israel, ni Judá, desamparado de su Dios, Jehová de los Ejércitos; aunque su tierra está llena de crimen contra el Santo de Israel.


¶Y en todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu mocedad, cuando estabas desnuda y descubierta, y te revolcabas en tus sangres.


¡Y ahora está plantada en el desierto, en una tierra seca y sedienta;


Aunque él sea el más fecundo entre sus hermanos, vendrá un viento solano, soplo de Jehová, procedente del desierto; y se secará su manantial, y su fuente se agotará: el enemigo despojará el tesoro de todas sus alhajas deleitosas.


Ahora pues descubriré sus deshonestidades a la vista de sus amantes; y no habrá quien la libre de mi mano.


Y los diez cuernos que viste, y la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda, y comerán sus carnes, y a ella la quemarán con fuego.


Mas tuvo una grandísima sed, y clamó a Jehová, diciendo: Tú has dado por mano de tu siervo esta tan grande salvación, ¿y ahora acaso tengo que morir de sed, o caer en mano de estos incircuncisos?


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