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Mateo 8:2 - Biblia Version Moderna (1929)

2 Y he aquí que viniendo un leproso, prosternóse ante él, diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme!

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor —dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Un leproso se acercó, se arrodilló delante de él y le dijo: 'Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y he aquí un leproso, se acercó, y se postraba ante Él diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 En esto, se le acercó un leproso y se postró delante de él, diciéndole: 'Señor, si quieres, puedes dejarme limpio'.

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Mateo 8:2
37 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y yo el día de hoy soy débil, aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son demasiado duros para mí. ¡Recompense Jehová al que hace mal, conforme a su maldad!


Y Jehová hirió al rey, de manera que fué leproso hasta el día de su muerte, y habitaba en una enfermería; mientras tanto Joatam, hijo del rey, tenía el cargo del palacio, juzgando al pueblo de la tierra.


Y NAAMÁN, jefe del ejército del rey de Siria, era un grande hombre para con su señor, y en alta estimación; pues que por su medio Jehová había salvado la Siria; y este hombre era guerrero esforzado; mas era leproso.


Por lo tanto la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu linaje para siempre. Y salió de su presencia leproso, blanco como la nieve.


Y la nube se apartó de sobre el Tabernáculo; y ¡he aquí que María era leprosa, blanca como la nieve! Y Aarón volvió el rostro hacia María, y ¡he aquí que era leprosa!


Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.


Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.


Y los que estaban en la barca, llegándose, le adoraron, diciendo: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.


Ella entonces vino, y prosternóse ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!


Por tanto el siervo, cayendo en tierra,  le rindió homenaje, diciendo:  ¡Señor, ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo!


Y entrando en la casa, hallaron al niño, con su madre María; y cayendo en tierra, le tributaron homenaje: y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones: oro, olíbano y mirra.


¶Entonces vino a él la madre de los hijos de Zebedeo, con sus hijos, rindiéndole homenaje, y pidiéndole algo.


¶Y estando Jesús en Betanía, en casa de Simón el leproso,


Y cuando le vieron, 1e adoraron:  mas algunos tuvieron duda.


Y he aquí que Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Dios os guarde! Y ellas, llegándose, le tuvieron de los pies, y le adoraron.


y le dice: Todo esto te daré, si cayendo en tierra me rindieres homenaje.


Y HABIENDO Jesús descendido de la montaña, grandes multitudes le seguían.


Y llegándose los discípulos le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!


¶Mientras él les hablaba estas cosas, he aquí que viniendo cierto hombre principal prosternóse delante de él, diciendo:  ¡Mi hija acaba ahora de morir; mas ven, y pon tu mano sobre ella, y vivirá!


Muchos leprosos también había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; y ninguno de ellos fué limpiado, sino Naamán el siro.


Y le dijo: ¡Creo, Señor! Y le adoró.


A lo que dijo Pedro: De ninguna manera Señor; porque nunca he comido cosa común o inmunda.


Y sucedió que estando Pedro para entrar, le encontró Cornelio; y cayendo a sus pies, le adoró.


y los secretos de su corazón son hechos manifiestos: y así, cayendo sobre su rostro, adorará a Dios, declarando que Dios en verdad está en medio de vosotros.


Y caí a sus pies para adorarle. Y me dijo: ¡Guárdate de hacerlo! yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos, que mantienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios! porque el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.


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