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Mateo 22:3 - Biblia Version Moderna (1929)

3 Y envió sus siervos para llamar a los que habían sido convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cuando el banquete estuvo listo, el rey envió a sus sirvientes para llamar a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 por lo que mandó a sus servidores a llamar a los invitados a la fiesta. Pero éstos no quisieron venir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y envió a sus siervos para llamar a los que habían sido invitados a la fiesta de bodas, y no querían venir.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Envió sus criados a llamar a los convidados al banquete, pero éstos no quisieron venir.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 y envió a sus siervos para que llamasen a los invitados a las bodas; mas no quisieron venir.

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Mateo 22:3
30 Σταυροειδείς Αναφορές  

¡El Señor da la buena nueva; numerosa es la compañía de mujeres que la publican!


Porque así dice Jehová el Señor, el Santo de Israel: En volviéndoos a mí, y en descanso seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza: mas vosotros no quisisteis.


Y Jehová os ha enviado todos sus siervos los profetas, madrugando y enviando, (aunque no habéis escuchado, ni siquiera habéis inclinado vuestros oídos para escuchar),


También os he enviado a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviando, diciendo: Volveos cada cual de su mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras otros dioses para servirles, y habitaréis en la tierra que he dado a vosotros y a vuestros padres pero no inclinasteis el oído, ni me habéis escuchado.


Pero mientras más los llamaron mis profetas, ellos se alejaron más de éstos; sacrificando a los Baales, y quemando incienso a las esculturas.


Mi pueblo también es propenso a apostatar de mí: aunque los profetas los llaman hacia arriba; todos juntos no quieren elevarse.


¡Guarda silencio delante de Jehová el Señor! porque cercano está el día de Jehová; porque Jehová ha aparejado un sacrificio, ha santificado sus convidados.


Y cuando se acercaba el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen los frutos de ella.


¡Jerusalem! ¡Jerusalem! que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¡cuántas veces quise recoger a tus hijos, como la gallina recoge sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!


diciendo:  Arrepentíos; porque el reino de los cielos se ha acercado.


Y Jesús les dijo: ¿Cómo pueden los compañeros del novio tener luto mientras el esposo está con ellos? Pero vendrán días en que el esposo será quitado de ellos; y entonces ayunarán.


¡Oh Jerusalem, Jerusalem! tú que matas a los profetas, y apedreas a los que a ti son enviados, ¡cuántas veces quise recoger tus hijos, como la gallina recoge sus polluelos debajo de sus alas; y no quisiste!


Mas él se airó, y no quiso entrar: su padre, pues, salió fuera, y le rogaba.


Empero en cuanto a aquellos mis enemigos, que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí.


y no quereis venir a mí para que tengáis vida.


Mas viendo los judíos las multitudes, se llenaron de celos, y contradecían las cosas dichas por Pablo, y blasfemaban.


Mas en cuanto a Israel, dice: Todo el día he extendido mis manos a un pueblo desobediente y contradictor.


¶Mirad que no rehuséis al que habla, porque si no escaparon aquellos, cuando rehusaron al que declaró la voluntad de Dios sobre la tierra, mucho menos nosotros, si apartáremos los oídos de Aquel que nos la declara desde el cielo:


Y por esta causa él es el mediador de un pacto nuevo; para que, habiendo habido una muerte, para la redención de las transgresiones que hubo bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.


¶Y el Espíritu y la esposa dicen ¡Ven! y el que oye, diga: ¡Ven! y el que tiene sed, ¡venga! ¡y el que quiera, tome del agua de la vida, de balde!


Luego que entréis en la ciudad, al momento le encontraréis, antes que suba al alto para comer; pues no comerá la gente hasta que él haya venido; porque él suele bendecir el sacrificio, y después de esto comen los convidados. Subid pues ahora; que hoy mismo le habéis de encontrar.


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