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Marcos 14:3 - Biblia Version Moderna (1929)

3 ¶Y estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, mientras se recostaba a la mesa, vino una mujer, que tenía un frasco de alabastro de ungüento de nardo puro, de gran precio; y rompiendo el frasco, le derramó el ungüento sobre la cabeza.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía, entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el Leproso. Mientras estaban comiendo, entró una mujer con un frasco precioso como de mármol, lleno de un perfume muy caro, de nardo puro; quebró el cuello del frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y estando en Betania, en la casa de Simón el leproso, estaba reclinado a la mesa y vino una mujer portando un frasco de alabastro con perfume de nardo puro° muy costoso; y quebrando° el frasco de alabastro, lo derramó sobre su cabeza.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Hallándose él en Betania, en casa de Simón el leproso, mientras estaba a la mesa, vino una mujer con un frasco de alabastro lleno de perfume de nardo auténtico muy caro; rompió el frasco y le derramó el perfume sobre la cabeza.

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Marcos 14:3
11 Σταυροειδείς Αναφορές  

¡Mientras que el rey se reclina a su mesa, mi nardo difunde su fragancia!


Levantéme yo para abrir a mi amado; goteaban mirra mis manos, y mis dedos, mirra líquida sobre la manecilla del cerrojo.


Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, hasta Betania, y posó allí.


Asimismo el que había recibido los dos, ganó otros dos.


Mas decían: No suceda durante la fiesta, no sea que haya alboroto del pueblo.


Mas hubo algunos que se indignaron y decían entre sí: ¿A qué propósito se ha hecho este desperdicio del ungüento?


(Era aquella María que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo.)


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