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Lucas 5:12 - Biblia Version Moderna (1929)

12 ¶Y sucedió que estando él en una de las ciudades, vino un hombre lleno de lepra, y cuando vió a Jesús, cayó sobre el rostro, y le rogaba, diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme!

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Biblia Reina Valera 1960

12 Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 En una de las aldeas, Jesús conoció a un hombre que tenía una lepra muy avanzada. Cuando el hombre vio a Jesús, se inclinó rostro en tierra y le suplicó que lo sanara. —¡Señor! —le dijo—, ¡si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Estando Jesús en uno de esos pueblos, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le suplicó: 'Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Aconteció que estando Él en una de las ciudades, había allí° un varón cubierto de lepra; y al ver a Jesús, cayó sobre su rostro, y le rogó diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Estaba él en una ciudad y había allí un hombre cubierto de lepra. Al ver éste a Jesús, se postró ante él y le suplicó: 'Señor, si quieres, puedes dejarme limpio'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Y aconteció que estando en una ciudad, he aquí un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jesús, se postró sobre su rostro, y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Lucas 5:12
27 Σταυροειδείς Αναφορές  

¿Hay cosa alguna demasiado difícil para Jehová? Al plazo fijo volveré a ti, el año entrante, y Sara tendrá un hijo.


Y lo vió todo el pueblo: por lo cual cayeron sobre sus rostros, diciendo: ¡Jehová, solo Dios! ¡Jehová, solo Dios!


Y NAAMÁN, jefe del ejército del rey de Siria, era un grande hombre para con su señor, y en alta estimación; pues que por su medio Jehová había salvado la Siria; y este hombre era guerrero esforzado; mas era leproso.


Por lo tanto la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu linaje para siempre. Y salió de su presencia leproso, blanco como la nieve.


¶Había pues cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales dijeron unos a otros: ¿Qué hacemos sentados aquí hasta que muramos?


¶Entonces David alzó los ojos y vio al ángel de Jehová que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalem; y cayó David, juntamente con los ancianos, cubiertos de saco, sobre sus rostros.


y clama a mí en el día de angustia; yo te libraré, y tú me glorificarás!


Él clamará a mí, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; le libraré, y le glorificaré;


Jehová entonces volvió a decirle: Mete la mano en tu seno. Y metiendo él la mano en su seno, la volvió a sacar; y he aquí que su mano estaba leprosa, blanca como la nieve.


O si mudare la carne viva y se volviere blanca, él se llegará al sacerdote;


y de la presencia de Jehová salió fuego que consumió de sobre el altar el holocausto y los sebos. Y como lo viese todo el pueblo,  levantaron el grito,  y cayeron sobre sus rostros.


¶Y estando Jesús en Betanía, en casa de Simón el leproso,


Y habiendo entrado en la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto?  Le dicen:  Sí, Señor.


y le ruega mucho, diciendo: Mi hijita está en los últimos momentos. ¡Ruégote que vengas, y pongas sobre ella tus manos para que sane y viva!


y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias. Y éste era samaritano.


Y extendiendo Jesús la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra apartóse de él.


¶En cuanto a la plaga de la lepra, pon cuidado en guardar escrupulosamente todo lo que te enseñaren los sacerdotes levitas, y en obrar conforme a ello: según yo les he mandado, así cuidarás de hacer.


Por lo cual también, puede salvar hasta lo sumo  a los que se acercan a Dios por medio de él, viviendo siempre para interceder por ellos.


Y él respondió: Ninguno de los dos, sino que soy el Príncipe del ejército de Jehová; ahora acabo de llegar. Entonces Josué cayó en tierra sobre su rostro, y adoró. Y díjole: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?


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