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Jeremías 9:23 - Biblia Version Moderna (1929)

23 Así dice Jehová: No se gloríe el sabio en su sabiduría, ni se gloríe el poderoso en su poder, ni se gloríe el rico en sus riquezas;

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Esto dice el Señor: «No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría, o el poderoso, de su poder, o el rico, de sus riquezas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Quien quiera alabarse, que busque su alabanza en esto: en tener inteligencia y conocerme. Yo soy Yavé, y mi obrar en la tierra no es más que bondad, rectitud y justicia. Estas son las cosas que me gustan, palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Así dice YHVH: No se alabe el sabio en su sabiduría, Ni se alabe el valiente en su valentía, Ni se alabe el rico en sus riquezas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 sino de esto se ufane quien quiera ufanarse: de ser sensato y conocerme, pues yo soy Yahveh, que practico la bondad, el derecho y la justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco' -oráculo de Yahveh-.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

23 Así dice Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en su riqueza.

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Jeremías 9:23
54 Σταυροειδείς Αναφορές  

No digáis entonces: Hemos hallado nosotros la sabiduría; pues que Dios le vence, no el hombre.


Su orgullo son sus escudos acanalados; (él está encerrado como bajo de sello apretado);


Él ama la justicia y la rectitud: la tierra está llena de la misericordia de Jehová.


¡Engrandeced a Jehová conmigo, y ensalcemos a una su nombre!


Ahora empero nos has desechado, y nos has cubierto de deshonra, y no sales con nuestros ejércitos.


No pongáis, pues, vuestra confianza en la violencia, y no os envanezcáis en la rapiña: cuando se aumenten las riquezas, no pongáis en ellas vuestro corazón.


De nada sirven las riquezas en el día de la ira; mas la justicia libra de la muerte.


No hay sabiduría, ni hay entendimiento, ni hay consejo que valgan contra Jehová.


Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu mismo entendimiento:


¿Y quién sabe si será un sabio o un insensato? y sin embargo, él será señor de todo mi trabajo en que yo me he afanado, y en que he mostrado mi sabiduría debajo del sol. ¡Esto también es vanidad!


¶Volvíme, y observé que debajo del sol la carrera no es de los ligeros, ni la batalla de los fuertes; ni tampoco de los sabios el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los inteligentes el favor; sino que el tiempo y la casualidad les tocan a todos ellos.


Porque dice: ¿Acaso mis príncipes no son otros tantos reyes?


Entonces los parciales suyos quedarán aterrados; y se avergonzarán de Etiopía, confianza suya, y de Egipto, su gloria.


Pues confiaste en tu maldad; dijiste: ¡Nadie me ve! Tu sabiduría y tu ciencia misma te han pervertido, de modo que dijiste en tu corazón: ¡Yo soy, y fuera de mi no hay otra!


¡Ay de los que son sabios a sus propios ojos, y entendidos en su mismo parecer!


y no enseñarán más cada cual a su compañero y cada cual a su hermano, diciendo: ¡Conoce a Jehová! porque todos ellos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor de ellos, dice Jehová; porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de sus pecados.


¿Cómo decís: Valientes somos, y hombres esforzados para la batalla?


Por cuanto has puesto tu confianza en tus haciendas y en tus tesoros, tú también serás tomada; y Cemos irá en cautiverio, juntamente con sus sacerdotes y sus príncipes.


¿Por qué te glorías de los amenos valles, de tu Valle que mana abundancia, oh hija rebelde? tú, que confiaste en tus tesoros, diciendo: ¿Quién vendrá contra mí?


Y la tierra de Egipto será asolada y desierta; y conocerán los Egipcios que yo soy Jehová; por cuanto ella ha dicho: ¡El río es mío, y yo lo hice!


Arrojarán su plata por las calles, y su oro será como cosa asquerosa; su plata y su oro no podrán librarlos en el día de la ira furibunda de Jehová: no saciarán de ello su alma, ni llenarán sus vientres; porque esto mismo ha sido el tropiezo de su iniquidad.


Ahora pues si estáis dispuestos para que al tiempo que oyereis el sonido de la corneta, de la flauta, del arpa, del sambuco, del salterio, y de la gaita y de toda suerte de música, caigáis y adoréis la imagen que yo he hecho, bien; mas si no la adorareis, en aquella misma hora seréis echados en medio de un homo ardiendo en fuego: y ¿quién es el Dios que os librará de mi mano?


Ahora pues yoNabucodonosor alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo; porque todas sus obras son verdad, y sus caminos justicia, y a aquellos que andan con soberbia, él los puede abatir.


Él te ha dicho, oh hombre, lo que es bueno; ¿y qué es lo que Jehová pide de ti, sino hacer justicia, y amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?


no podrá librarlos su plata ni su oro, en el día de la ira de Jehová; sino que en el ardor de sus celos será devorada toda la tierra; porque hará destrucción completa, y eso muy en breve, de todos los moradores de tierra.


Y los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Mas Jesús respondiendo, les volvió a decir: Hijos, ¡cuán difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el reino de Dios!


Profesando ser sabios, se tornaron insensatos,


para que, según está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.


de manera que digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me ha procurado esta riqueza.


para que yo le conozca a él, y el poder de su resurrección, y la comunión de sus padecimientos, participando en la semejanza de su muerte;


Más aún, todas las cosas las tengo por pérdida, a causa de la sobresaliente excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, Señor mío, por causa de quien lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para que yo gane a Cristo,


Porque raíz de toda suerte de males es el amor al dinero; al que aspirando algunos, se han desviado de la fe, y a sí mismos se han traspasado con muchos dolores.


Pero cuando el filisteo miró, y vió a David, le tuvo en desprecio; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso aspecto.


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