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Jeremías 8:19 - Biblia Version Moderna (1929)

19 He aquí, la voz del grito de la hija de mi pueblo suena desde una tierra muy remota: ¿Acaso no está Jehová en Sión? ¿no está en ella su Rey? Antes bien, ¿por qué me han provocado a ira con sus esculturas, y con sus vanidades traídas de una tierra extraña?

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Biblia Reina Valera 1960

19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Escuchen el llanto de mi pueblo; puede oírse por toda la tierra. «¿Acaso ha abandonado el Señor a Jerusalén? —pregunta la gente—. ¿No está más su Rey allí?». «Oh, ¿por qué han provocado mi enojo con sus ídolos tallados y sus despreciables dioses ajenos?», pregunta el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 El grito de angustia de la hija de mi pueblo se siente a lo largo de todo el país: '¿Ya no está Yavé en Sión?, ¿su Rey ya no está allí?' '¿Por qué me han irritado con sus ídolos, con esas cosas extranjeras, que nada son?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Al oír el lamento de la hija de mi pueblo desde una tierra lejana: ¿No está YHVH en Sión? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me habéis provocado con imágenes esculpidas, Con vanidades extrañas?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¡Mira! ¡Oye! Gritos de socorro de la hija de mi pueblo, por todo el país a la redonda: ¿no está Yahveh en Sión, no está en ella su rey? ¿Por qué me han irritado con sus estatuas, con los ídolos del extranjero?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo, a causa de los que moran en tierra lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me provocaron a ira con sus imágenes de talla, y con vanidades extrañas?

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Jeremías 8:19
35 Σταυροειδείς Αναφορές  

¡Desde Sión sea bendecido Jehová, que mora en Jerusalem! ¡Aleluya!


JUNTO a los ríos de Babilonia, allí nos sentamos, y también lloramos, acordándonos de Sión.


¡Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh Sión, de siglo en siglo! ¡Aleluya!


¡Alégrese Israel en Aquel que le hizo: los hijos de Sión regocíjense en su Rey!


Aborrezco a los que observan vanidades mentirosas: mas en cuanto a mí, en Jehová he esperado.


¡Ay de ti, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, raza de malhechores, hijos de vida estragada! ¡han abandonado a Jehová, han despreciado al Santo de Israel, se me han extrañado, se han vuelto atrás!


¡Alza el grito y canta de gozo, oh moradora de Sión; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel!


Vienen de tierra lejana, desde el fin de los cielos; a saber, Jehová y las armas de su indignación, para asolar toda la tierra de Babilonia.


Porque Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestra Legislador, Jehová es nuestro Rey; el nos salvará.


Entonces vino el profeta Isaías al rey Ezequías, y le preguntó: ¿Qué te han dicho esos hombres? ¿y de dónde han venido a ti? Y respondió Ezequías: De una tierra lejana han venido a mí; de Babilonia.


¡DESPIÉRTATE, despiértate! ¡vístete de tu fortaleza, oh Sión! ¡vístete tus ropas de hermosura, oh Jerusalem, ciudad santa! Porque no volverá más a entrar en ti el incircunciso y el inmundo.


Vanidad son, obra digna de escarnios: en el tiempo de su visitación ellas perecerán.


¿Has rechazado del todo a Judá? ¿o tiene tu alma aborrecida a Sión? ¿por qué pues nos has herido de modo que no hay para nosotros cura? ¡Esperábamos la paz, pero no vino ningún bien; tiempo de sanidad, mas he aquí desmayo!


¿Por qué has de ser como hombre atónito, como un valiente que no puede  salvar? ¡Mas tú, oh Jehová, estás en medio de nosotros, y de tu nombre somos llamados! ¡no nos dejes!


Así dice Jehová: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres, cuando se alejaron de mí, y anduvieron tras la vanidad, y se hicieron vanos?


porque os profetizan mentira; para haceros remover lejos de vuestra tierra, y para que yo os eche fuera, y para que perezcáis.


Porque habrá tiempo en que los atalayas sobre los montes de Samaria, clamen: ¡Levantaos, y subamos a Sión, a Jehová nuestro Dios!


Pues que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho solamente lo que es malo delante de mi vista,  desde su mocedad; porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehová.


¿Por ventura a mí me provocan a ira? dice Jehová: ¿antes bien, no se provocan a sí mismos, para confusión de sus propios rostros?


¡Pasó ya la siega, y acabóse el verano, y nosotros no somos salvos!


Y los esparciré entre las naciones, que ni ellos ni sus padres han conocido; y enviaré en pos de ellos la espada, hasta que yo los haya consumido.


Habrá alrededor de ella diez y ocho mil cañas; y el nombre de la ciudad, desde aquel día en adelante, será JEHOVA-SAMMA.


Y sucederá que todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el Monte de Sión y en Jerusalem habrá algunos que se salven, conforme ha dicho Jehová, y entre el resto que llamare Jehová.


Y yo vindicaré la sangre de ellos, que no había vindicado; y Jehová tendrá su morada en Sión.


Empero en el Monte de Sión habrá un resto que se salve; y santo será; y la casa de Jacob poseerá sus antiguas posesiones.


Mas ahora, ¿por qué clamas en alta voz? ¿No hay acaso rey en ti? ¿ha perecido tu consejero, para que se apoderen de ti dolores, como de mujer que da a luz?


¡Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera a tu enemigo! ¡El rey de Israel, Jehová, está en medio de ti; no tienes que temer jamás mal alguno!


He aquí que blandiré la mano sobre ellas, y vendrán a ser el despojo de aquellos que les servían; y vosotros conoceréis que Jehová de los Ejércitos me ha enviado.


¡Señores! ¿por qué hacéis esto? ¡Nosotros también somos hombres como vosotros, sujetos a enfermedad, y os predicamos el evangelio, para que de estas vanidades os volváis al Dios vivo, que hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y cuanto hay en ellos!


Por lo cual se encenderá mi ira contra él en aquel día, y le dejaré, y esconderé mi rostro de él; de manera que será consumido, y le alcanzarán muchos males y angustias. Y él dirá en aquel día: ¿No es por cuanto no está mi Dios en medio de mí, que me han alcanzado estos males?


AL ángel de la iglesia que está en Efeso, escribe: Estas cosas dice el que tiene las siete estrellas en su diestra, y que anda en medio de los siete candelabros de oro:


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